Colombia en el mundial

Por Moisés Banguer… |

Por Moises Banguera Pinillo

En los partidos de clasificación al mundial Colombia gano pero no gusto, dependía del inmenso poder goleador de Falcao. Tengo que confesar que no he sido un admirador del goleador porque siempre me ha gustado las gambetas, los driblin y los delanteros con juego de conjunto, pero es innegable su poder de efectividad, su sacrificio, garra, técnica y liderazgo dentro del campo y fuera de él.

Cuando en Colombia prendían velas y rezaban por la acelerada recuperación del goleador, se lo dije a muchos compañeros, Falcao se merece el mundial y es irreemplazable individualmente, pero colectivamente este es un milagro que le llega a Pekerman, porque el juego de conjunto lo hace más equipo, va a jugar más a ras de piso y la utilización de las bandas abrirá el juego, para que James y Teo lleguen con mayor claridad.

La pareja de centrales con Yepes y Perea tampoco me gustaba, para mi tenía que salir uno de los dos y en ese momento me inclinaba por Yepes, pero otro infortunio jugo al lado del técnico con la lesión de Perea y hoy, Mario está jugando sus mejores partidos al lado de un hombre joven, rápido como Zapata conformando una excelente pareja de centrales con sabor azucarero.

Colombia ha jugado bien, bonito y eficaz; los primeros cuatro partidos del mundial, la multitud aclamo el nombre de James por sus goles y porque es un genio con la pelota cuando la tiene en el pie zurdo. Sin embargo técnica y funcionalmente la columna vertebral del equipo ha sido en su orden la pareja de doble cincos y la pareja de centrales. También ha ayudado mucho que con la ausencia de Falcao la delantera de Colombia es mucho más táctica y colabora con la marca ofensiva, esto facilita la recuperación en zona de compromiso del equipo adversario y, en consecuencia facilita el futbol rápido de Cuadrado y James.

También ha contribuido al éxito la independencia, la experiencia y la sabiduría del técnico. Los jugadores tienen mentalidad ganadora, se ven profesionales, salvo ese toque rapero en la celebración de los goles. Pekerman no le ha dado entrada y mantiene alejado a los sabios comentaristas del futbol colombiano, no permitió que los futbolistas se enredaran en temas ajenos al futbol como ocurrió en 1994 y fundamentalmente los tuvo con los pies en la tierra. Eso sí, todas estas virtudes no son leñas para despotricar de nuestros técnicos pasados, que con futbol criollo y con jugadores sin roce civilizado, nos llevaron a tres mundiales.

El partido con Brasil en los cuartos de finales fue mal planteado desde el comienzo, no hay explicación para haber sacado a Aguilar, si lo mejor de Colombia había sido su sistema de contención. El partido estaba para disputarse en el hombre a hombre y ganaría quien saliera fortalecido en ese sistema.

Brasil gano por jerarquía, temperamento y hombría. Los muchachos de Colombia lo dieron todo y estamos felices de la actuación, es complejo criticar al técnico o la actuación de algún jugador, pero la objetividad en el análisis es necesaria y vital para la credibilidad de los comentarios, en ese sentido me la hubiese jugado con Santiago Arias, con Abel Aguilar y Cha Cha Martinez, jugadores fuertes, altos y rápidos.

Los resultados de Colombia en el mundial son para aplaudir, pero creo que aún nos falta montar el patrón de futbol que ha identificado al futbol Colombiano, la tenencia del balón y el juego rápido por las bandas.

Felicitaciones muchachos, llegamos a sus justas proporciones, el árbitro no tuvo nada que ver con el resultado, por el contrario se atrevió a pitar un penalti, que aunque hubo contacto podía hacerse el de la vista gorda y, el gol de Yepes fue bien anulado por fuera de lugar en el inicio de la jugada. Si bien permitió el juego fuerte este fue un patrón de su estilo de administración del partido y no un manifiesto de ayuda al Brasil 

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