Verdades y mentiras

Por Benjamin Barne… |

Por Benjamín Barney Caldas 

Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle, y Profesor Titular (Jubilado) de la misma. Docente en la San Buenaventura y la Javeriana de Cali, el Taller Internacional de Cartagena y la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá, e Isthmus Norte, en Chihuahua. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona.


La verdad no es un acto de fe; la física, por ejemplo, no es totalmente exacta pues la presencia misma del observador altera su medición, y siempre hay singularidades. Ni siquiera las matemáticas son siempre exactas. De hecho, el conocimiento científico solo es aquel que sea “falseable”, que se pueda intentar demostrar que está equivocado (Karl Popper: La lógica de la investigación científica, 1934).

Por lo contrario, las mentiras recurrentes que se dicen de Cali son un acto de fe; de esperanza en el negocio correspondiente, pero sin caridad alguna, pretendiendo, funcionarios y contratistas amigos o copartidarios, que todos creamos en que van a cambiarle la cara a la ciudad para ponerla en los ojos del mundo. Por ejemplo:

Que la movilización de gente y mercancías se resuelve con mas puentes, es una mentira comprobable, aunque desde luego si se precisan algunos, cuya verdad técnica hay que demostrar con un verdadero proyecto urbano arquitectónico, y no apenas cobrar por su supuesta valorización, la que nunca es la de su entorno inmediato.

Que se necesitan puentes peatonales y no semáforos sincronizados es una mentira fácilmente comprobable en ciudades de verdad. Como Paris, Londres, Madrid, Lisboa, Berlín, Roma, Nueva York, el DF, Río o Buenos Aires, o el centro histórico de Quito o Cartagena, o Villa de Leiva, Mompox o Popayán, pequeñas ciudades aun de verdad.

Que no se necesita un Metro, como increíblemente cree Peñalosa, y que con el MIO basta, es una gran mentira pues la verdad es que en ninguna parte el transporte publico depende sólo de buses por mas  articulados que sean. Se precisan desde andenes hasta trenes, pasando por ciclo vías, y por supuesto vías para carros, taxis y buses.

Que es necesaria mas área para urbanizar es una mentira pues la verdad es que los constructores de vivienda necesitan amplios terrenos sin problemas para urbanizar, en lugar del “inconveniente” de construir en los lotes que aun abundan en el casco urbano de la ciudad; especialmente cerca a su centro: El Hoyo, El piloto, San Nicolás, el Barrio Obrero.

Que la ciudad apenas tiene dos millones y medio de habitantes, ignorando que una tercera parte de  ellos no se cuentan en lo censos, deficientes por lo demás, pues viven en otros municipios, es una gran mentira. Y la verdad que se oculta es la urgente necesidad de oficializar el área metropolitana que configura la Cali actual.

Que en el año entrante se va decir de donde se va a tomar el agua que cada vez demanda mas Cali, es una mentira piadosa, como si ya no se hubiera mentido con los famosos reservorios en el Cauca. La verdad es que concluir los acueductos que la ciudad y sus vecinos necesitan tomará mucho mas tiempo...y muchísimo dinero.

Que el POT es de verdad un plan, que es de ordenamiento y que es territorial, es la gran suma de las mentiras mencionadas y desde luego de muchas otras. Al no tener en claro de que territorio se trata no se puede pretender ordenarlo ni, en consecuencia, hacer un verdadero plan.

La mentira, hay que recordarlo, es decir lo contrario a lo que se sabe, se cree o se piensa, que se dice con el fin de servir a los amigos o agradar a alguien, en este caso a los caleños. Es como una bola de nieve, cuanto más rueda, más grande se vuelve, y no tendría sentido si la verdad no fuera percibida como peligrosa.

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