Ángela y Tomás

Por Gustavo Álvare… |

El Jodario

Por Gustavo Alvarez Gardeazábal

Por la paz hay que entregar todo, hasta la honorabilidad. Si es por la paz, hay que pisotear las normas de ética y comportamiento que regían para los ministros en el primer gobierno de Juan Manuel Santos.

En agosto del 2012 el ministro de Trasporte, Miguel Peñaloza, se vio obligado a renunciar porque el columnista Daniel Coronel hizo público que la esposa de él, doña Sonia Guzmán, era, en compañía de sus hijos, dueña de una empresa PYG que contrataba con el estado.

Nunca se supo en cual magnitud se hicieron tales contratos, pero sin revelar su monto fue suficiente para que el ministro renunciara y la solvencia moral del presidente Santos quedara libre de toda mancha.

Por estos días algunos tuiteros y yo recogimos la información que doña Ángela Baena, la esposa del contempladísimo y ultraprotegido ministro de Minas y energía Tomás González, es la gerente y dueña de la firma CONNECTA SAS, que fundara hace años su esposo.

Los tuiteros Rúgeles y Arcos publicaron como los 3 contratos dentro del programa de seguimiento a la paz con esa firma alcanzan una cifra superior a los 5 mil millones y que todos fueron adjudicados a dedo.

El ministro, con la frescura que le dan sus títulos, su comprobada inteligencia y el hecho de ser la ñaña del presidente Santos, le dijo a la FM de RCN que eso era verdad y que no veía ningún inconveniente ni obstáculo legal para que su esposa siguiera contratando con el estado. Seguramente él es de aquellos quienes creen que por la paz se puede hacer todo con tal de lograrla.

Cuando lo de Miguel Peñaloza y Sonia Guzmán, se armaron trincheras periodísticas hasta hacer renunciar al ministro. Ahora hay que tragarse este sapo. Y no proteste.

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