Las 3 del tintero de Gardeazábal

Por Admin Cali |

El Jodario

Por Gustavo Alvarez Gardeazabal

Santos se equivocó de nuevo 

El mal manejo que el presidente Santos le dio al paro armado que decretaron los Gaitanistas  resultó ser un acumulado de errores. Comenzando  por no reconocerles el nombre  e insistir en llamarlos “el clan Úsuga” , terminó en la terrible burrada de no tener las fuerzas armadas constitucionales en las calles para garantizar la vida ,honra y bienes como reza la Carta Magna. Fue  inadmisible que sabiendo con tanta anticipación el día, las ciudades y la responsabilidad de quien promovía ese paro armado, abusando  maquiavélicamente  de las redes sociales para generar el terror, no se hubiese militarizado el área para garantizar a los ciudadanos su libre movilización ,ni que con los medios masivos de comunicación que esclaviza desde la Mesa de Juan, se hubiese intentado frenar la oleada de pánico .Con ese equivocado manejo,  el presidente Santos  ha confirmado el grado de fragilidad de su gobierno y la incapacidad que tiene la emperatriz María Lorena y su equipo de asesores de entender el comportamiento de la provincia colombiana

Se perdió medio mar y ahora medio país

Los colombianos habíamos aceptado con desdén que el gobierno del presidente Santos había perdido medio mar en su torpe actuación frente a la Corte de La Haya sin saber enfrentar ni jurispudencial ni militar ni mediáticamente a Nicaragua. Pero que hayan sido las autodenominadas Autodefensas Gaitanistas de Colombia las que nos hayan evidenciado el pasado viernes que el gobierno bogotano de Santos no controla medio país y que son ellas las que mandan en por lo menos 5 grandes departamentos, es muy grave. La torpe actuación gubernamental ha permitido que una banda de antiguos paracos ejerciendo el secuestro, la extorsión y el terror dominen una inmensa área del territorio nacional. En otras palabras que con Santos se perdió medio mar  Caribe y con él se perdió el control constitucional y legal de medio país.

Barguil, una excepción

La actuación del presidente del partido conservador David Barguil el pasado viernes enfrentando ante la opinión pública al equivocado gobierno de Santos, exigiéndole que militarizara ( como debió haberlo hecho con anticipación) las calles de Montería y de las otras ciudades del departamento de Córdoba chocó con el amodorramiento en que cayeron los gobernantes de ese departamento y los congresistas de todo el país frente a la crisis planteada por los  Gaitanistas. Todos amermelados, o temerosos de la bacrim  emponderada , guardaron silencio, no midieron la gravedad de la situación ni fueron capaces de entender lo que significa que el presidente acuartelara a las fuerzas armadas y no saliera a desfilar por las calles de Monteria, acompañado de su tropa, a darle confianza a las gentes atemorizadas. Solo Barguil, enhiesto y espigado, asumió el papel que tantos debían haber ejercido.

 

 

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