Las genialidades de Armitage

Por Gustavo Álvare… |

El Jodario

Por Gustavo Alvarez Gardeazabal

 El alcalde de Cali es un tipo genial. De eso no queda duda. Pero tiene un gran problema como gobernante. Primero dispara y luego averigua a quien mató.

Esta semana hizo lo increíble. Presionado en su contexto moralista por la tendencia prostibulesca (que se está dando en muchas ciudades de Colombia y del mundo) de escoger los parques para ofrecer servicios sexuales, resolvió quitar las bancas del  interior del tradicional Parque Caycedo y ponerlas en los andenes exteriores.

No entiende uno que buscaba con esa genialidad porque se puede pensar que quería despejar el centro del parque para volverlo pista de baile o porque cree que quienes ofrecen los servicios sexuales les da pena hacerlo en el andén, al pie de por donde pasan los carros.

No se puede gobernar actuando sin medir las consecuencias. Y lo que es peor, no se debe echarle las culpas de un fenómeno social a unas pobres bancas que no tienen la culpa de haber sido hechas para que la gente se sentara sin distingos de raza, religión, sexo o actividad.

Por supuesto el señor Armitage después de hacer el oso con esta batalla medioeval contra la prostitución en el corazón de Cali, tiene el derecho de admitir su error en medio del llanto que tanto usa o de generar un programa social, con censo incluido, en favor de quienes ejercen el más viejo oficio de la humanidad y buscar (ahí sí de verdad) un alivio a lo que se vive en el parque Caycedo.

Pero así no se gobierna. Así se administra el ingenio azucarero o la siderúrgica. Ser alcalde de una ciudad tan llena de problemas como Cali exige mesura y comprensión anticipada  de los problemas y no solamente ideas geniales de mayordomo atrevido.

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