Autoeducación: a no es igual a - posconflicto

Por Enrique Omar T… |

Por Enrique Omar Trujillo

En este cuarto artículo se puede profundizar la idea enunciada solamente en el anterior cuando se dijo: “Para pensar entonces por sí mismo, sin miedo y superando el sufrimiento hay que individualizase de la masa, de la muchedumbre y auto-reflexionar en la trampa de la identidad.” Donde se cree que puede llegarse a una condición de identidad sin cambio como parece que fueran las rocas y cristales, porque recibieron condiciones de temperatura y alta compresión quedando como si se resistieran al cambio de estructura y composición mental. Pero no, en el universo todo se transforma, se mantiene en movimiento, A nunca puede ser igual a A, tampoco igual a sí misma. La concertación de paz es un abrirse a un nuevo mundo, un preludio de visión a una nueva cultura, a una disposición de la vida, a la hora de la verdad, significa el sentido calculador del colombiano para aprender a definir su futuro así hayan amenazas de obstáculos. Esta entrada atemoriza a unos, a otros los entusiasma, otros no hacen presencia en lo que está pasando y así, habrá quienes ya tienen previsto lo que les puede pasar, no obstante piensen en la incertidumbre del futuro y lo que serán, según se dé el nuevo mundo de amenazas, sobre todo para quienes han estado en el conflicto.

Como identidad (ser una unidad equilibrada) cada persona seguramente tiene como instinto no desmembrase, inconscientemente mantenerse unido así mismo, no precipitarse al abismo. En un triángulo equilátero “la identidad” hace parte de una triada: en la cúspide está ella y en la base, en el ángulo izquierdo, se encuentran “las condiciones” de las que depende su equilibrio (digamos que en un ambiente de guerra como el colombiano) y en el ángulo derecho del cual depende también “el querer ser”. Esta parece ser la estructura en que se ubica cerebralmente cada ser humano en la vida y cuando adquiere conciencia: en un ideal (ser otro mejor) mantenerse en unidad o integridad consigo mismo (identidad) y defenderse del entorno amenazante (las condiciones). En el fondo de este ser está el potencial de la multiplicidad de estados internos que se pueden despertar con lo que se puede ser (pasiones, sensibilidades, emociones, temores, ideas, y mucho más: trastornos), si Beethoven hubiera nacido en una comunidad indígena del amazonas, no hay duda que su sensibilidad musical habría sido otra, quizá su virtud natural se habría juntado con un tambor y no un piano acompañado de tantos instrumentos con que se compone una sinfonía para conjugar la unidad de sonidos rítmicos e ímpetu creativo, y en una lucha mordaz interna para impedir que su sordera le impidiera sacar su ser interior musical para todos los tiempos, en un ambiente de guerras y luchas napoleónicas. La matanza de los trabajadores de las bananeras y demás formas de la violencia en Colombia motivó diversas obras y la que es cumbre: a 100 años de soledad. El trastorno del amor y la guerra han inspirado montañas de escritos en el mundo. Se individualizaron, obras de arte y personas que no se volverán a repetir. Caer en la trampa de la identidad que da múltiples formas de seres individuales, pueblos, países con culturas diferentes, crean la diversidad que puede ser crítica donde existe la exclusión o favorable para el desarrollo de las formas más elevadas de la conciencia o las más brutales.     

Colombia aún no se distingue históricamente ni se destaca por las formas bellas de la creación humana, la ciencia, la filosofía y la tecnología. Pero si aprende y logra conquistas como la de la paz relativa, evita gobiernos guerreristas, dictaduras, y acaba con quienes desean polarizar sectariamente a la sociedad, se vivirá en otro país. Un país que todavía tiene que superar secuelas  del proceso 8.000, resuelto en el Congreso de la Republica con un auto inhibitorio en favor de la “cabeza” del país, no obstante el elefante haber entrado a  su casa y el dueño aducir que no se había dado cuenta cuando entró, que todo había sucedió a sus “espaldas”, mientras el país narco-político enredado en detenciones de altos funcionarios del gobierno, encarcelamientos, guerras callejeras, crimines, testigos asesinados, la nación vivió y explotó como un volcán en erupción (con el mayor escándalo que se haya tenido dijo después un periodista) la justicia ejerció la más insolente impunidad para juzgar y un pueblo de frente a su no ser, a quien declararon inocente lo juzgo culpable mediante la opinión pública. Todo esto ocurrido a mediados de la década de los años 90. Hoy parece que en este sentido de la narco política hay quietud en movimiento. El país está en suspenso y como si la paz con la guerrilla no contribuyera a resolver el problema del narcotráfico y la criminalidad, el plebiscito a favor de la paz seguramente tendrá riegos. Ese día se sabrá con los votos cuánta conciencia hoy tiene la gente como en aquellos tempos, donde no se pudo ocultar la mentira.     

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