Primero la ciudad y luego los negocios

Por Editorial |

Uno de los grandes problemas de la ciudad no es la falta de competencia de los Alcaldes, ni es la ausencia de un equipo que sustituya esas falencias, lo es el hecho de que los últimos Alcaldes y sus administraciones, han privilegiado los negocios por encima del cuido y la proyección permanente que debe tener una ciudad.  Este ha sido el caso de los últimos gobiernos.Ricardo Cobo quebró a Cali y la dejo comprometida en los negocios de Bancali, el transito municipal, la salud y el alumbrado público.

El desstre no paró allí, por desgracia para los caleños faltaba todavia mucho para ver el final de esa decadencia política y administrativa.

Jhon Maro Rodríguez, hombre de la radio, cuya incompetencia para la administración publica se evidencio más de unas vez al enfrentar la crisis de EMCALI y que nos llevo a un nuevo nivel de vergüenza, mientras parecía dedicarse únicamente a cultivar la vanidad de su séquito femenino y a nombrar a sus amigas en cargos de responsabilidad.

Pero todavía vendría lo mejor, de las entrañas de los sectores populares saldría electo Apolinar Salcedo quien junto a un equipo de insaciables se dedicaron a la contratación por 300 mil millones de pesos en Metrocali y los negocios de la salud, vivienda, transito, deporte y educación, para sacar el recaudo del municipio que a la postre se convirtió en Sicali, que llevo a su destitución.

Oportunidad que aprovecho Ramiro Tafur para hacer negocio con Metrocali, el deporte y la salud, de los caleños.

En el 2008 llegó por primera vez a la administración de la ciudad Jorge Iván Ospina, un hombre de izquierda que paradójicamente desatendió su aparente vocación social y se dedicó a atender primero los negocios:

El SIUR, con Siemens a la cabeza; la privatización del aseo de la ciudad y la disposición final; las Megaobras; las E.S.E. ,antiguos centros hospitalarios; la EMRU; Corfecali, la cultura, el estadio, Univalle, el Fondo Mixto del Deporte, Termoemcali y la privatización de las telecomunicaciones.

Su aversión por la inversión en seguridad origina el descuadernamiento integral de la seguridad de la ciudad y que su falta de visión lo lleva a dedicarle todas sus energías a cuadrar unos negocios y luego a defenderlos, a la postre acabó con los últimos destellos que teníamos de ciudad amable y acogedora.

Al comparar a Santiago de Cali con algunas ciudades de la orbe en cuanto a calidad de vida, medida ésta por su nivel educativo, índices de zonas verdes, movilidad, pobreza y miseria, seguridad, etc., nos damos cuenta de que estamos en la cola de los municipios tercermundistas. Y qué decir de la expresión de dirigentes internacionales en donde sólo aparecen Bogotá y Medellín como ciudades para admirar y visitar. Es triste, pero es nuestra realidad.

Por ello, debemos elegir un gobernante que privilegie la ciudad y que con visión de largo plazo, proyecte la ciudad que queremos para el futuro de nuestros hijos. Desafortunadamente, en los veintisiete candidatos a la Alcaldía, no se observa aquél o aquella que sea capaz de unir cívicamente a nuestros conciudadanos, desterrando la politiquería y la corrupción del CAM y su socio mayor, el Concejo de Cali. Para ello los Caleños deben despertar del dejar hacer y el dejar pasar.
 

Búsqueda personalizada

Caliescribe edición especial