Cali, desarrollo, violencia y reconciliación

Por Editorial |

Editorial

Nuestra ciudad indudablemente como capital del Pacifico Latinoamericano sigue creciendo, atrayendo inversión, un gran vividero, ciudad turística, pero con su ubicación en el sur occidente colombiano,  también es capital de narcotráfico, pobreza y violencia.

Cali obtiene el deshonroso noveno lugar como ciudad más violenta del mundo, con 65 muertos/100.000 habitantes por año.

Esta semana no fuimos sorprendidos con la calificación que hiciera el Consejo ciudadano para la seguridad pública y la justicia penal de México, quien ha revelado un informe de las 50 ciudades más violentas del mundo, de las cuales 47 son de América y 43 son Latinoamericanas.

La cifra para Cali sigue siendo preocupante y desastrosa al tener   1.530 personas víctimas de   homicidio en el 2014, lo que nos da de lejos el primer lugar de violencia en Colombia, por encima y muy de lejos de Bogotá, Medellín y Barranquilla. Con esta estadística Cali obtiene el deshonroso noveno lugar como ciudad más violenta del mundo, con 65 muertos/100.000 habitantes por año. Palmira ocupa el lugar 32, Pereira el 36 y Cúcuta el 47. San Pedro Sula de Honduras es la ciudad más peligrosa del mundo con una tasa de homicidios de 171 por cada 100.000 habitantes, superando a Caracas con 115 y Acapulco con 104.

El esfuerzo de la administración del Alcalde Guerrero en el tema seguridad y violencia es loable, pero no suficiente

Cali ha disminuido su tasa de homicidios, en la década del 90 llego a tener 90 muertos/100.000 hab. y progresivamente ha mejorado hasta llegar a los 65 muertos/año/100.000 hab.. Pero esa ubicación geográfica de la ciudad, donde los departamentos vecinos, Cauca, Nariño, Putumayo, Caquetá, Huila,  Choco y la Costa Pacífica, sectores donde la producción de cocaína es evidente, hacen de la ciudad, receptora de una población sin estudios y de escasos recursos económicos, y propicia para el transporte al mundo del narcotráfico, la hacen vulnerable a hechos violentos. Por ello la mayoría de los asesinatos se dan entre bandas criminales y eso permite tener esta mala imagen ante el mundo entero.

El esfuerzo de la administración del Alcalde Guerrero en el tema seguridad y violencia es loable, pero no suficiente, pues todos los caleños debemos ser convocados a ayudar a resolver este problema y no a esconderlo bajo estadísticas ciertas, pero que no dejan ver el problema. Por eso nos llega esa información internacional como la ciudad novena más violenta del mundo como un golpe certero contra todos los ciudadanos.

Copiar el modelo de Medellín, que paso de tener  352 homicidios/100.000 hab./año y hoy recibe reconocimiento al bajar a tan solo 26

Esta cifra es cierta para la ciudad de Cali, innegable pero nuestra realidad de violencia económica y social es diferente. En primer lugar, se deben hacer unos estudios imparciales de percepción ciudadana sobre la seguridad ciudadana y lo que piensan los empresarios extranjeros que viven en la ciudad, los turistas que nos visitan, pues allí tendríamos una información diferente a la que proviene de México. En otras palabras, no solo el número de muertos es el indicador de violencia, también se debe construir el de la opinión ciudadana.

Insólitamente a muchos Bogotanos, paisas y costeños les da miedo venir a Cali y esta decisión afecta la economía de la ciudad. Pero la inseguridad de Cali es la misma de Bogotá, Medellín y Barranquilla, por ello el Alcalde Rodrigo Guerrero debe copiar el modelo de Medellín, que paso de tener  352 homicidios/100.000 hab./año y hoy recibe reconocimiento al bajar a tan solo 26 homicidios/100.000 hab..

Invitamos al Alcalde Rodrigo Guerrero a liderar todos estos procesos, para que en la ciudad también exista reconciliación, paz y seguridad.

El problema de la violencia es nacional y Cali le ha faltado liderazgo para dar la pelea con los estamentos centrales. Además la inviabilidad económica de la ciudad, por los malos gobiernos y los desfases del MIO y Megaobras, no han permitido invertir en más desarrollo social, programas de generación de empleo.

Santiago de Cali ha progresado, pero no lo suficiente. Hay un ejército de jóvenes y de desocupados que exigen solución a sus problemas sociales y en ello no hay respuesta. Invitamos al Alcalde Rodrigo Guerrero a liderar todos estos procesos, para que en la ciudad también exista reconciliación, paz y seguridad.

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