El encuentro con Jesús

Por Héctor de los Ríos |

Por Héctor De los Ríos L.

Encuentro con Jesus

Hemos comenzado el llamado “Tiempo Ordinario” en la liturgia de la Iglesia, tiempo que no es de segunda categoría con relación al tiempo “fuerte” que acaba de pasar, sino espacio de crecimiento en la fe en Cristo quien manifestado en la carne y glorificado en su muerte y resurrección nos llama a seguir sus huellas cada de día de nuestra vida. Este es el tiempo del “discipulado”, del seguimiento, del aprendizaje de las rutas del Evangelio.

En este domingo y en el próximo, junto con el Evangelio, daremos el primer paso del discipulado, esto es: la respuesta a la llamada. Escrutemos las riquezas de este maravilloso pasaje que nos enseña cómo es un encuentro con Jesús.
Esta parte final del primer capítulo del Evangelio de Juan (1,35-51) es el punto más alto con relación a todo lo anterior y constituye el verdadero comienzo de la narración evangélica, porque es ahora cuando Aquel que ha sido presentado como el “verbo” comienza a hablar.  Por eso el relato contenido en Juan 1,35-41 también podría denominarse: “Jesús -el Maestro- entra en acción”.

Pues bien, como lectores asistimos a las primeras palabras de Jesús en el Evangelio, que son pocas pero significativas y ocupan un lugar central en cada escena. Éstas están dirigidas exclusivamente a aquellos con los cuales sostendrá la relación más estrecha, es decir a sus discípulos, los mismos que experimentarán y comprenderán su misterio y se convertirán luego en sus testigos. 

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