Les traigo la paz

Por Héctor de los Ríos |

Vida nueva

Por Héctor De los Ríos L.

Este es el saludo de Jesús a sus discípulos después de resucitar y al aparecérseles varias veces. Los discípulos de Jesús están reunidos compartiendo una experiencia que no acaban de entender. Los Once hablan de un encuentro que tuvo Simón con el Señor  resucitado, y los discípulos de Emaús cuentan cómo se les acercó por el camino, cómo les iluminó los acontecimientos a partir de las Escrituras y, muy especialmente cómo lo reconocieron al partir el pan. (Evangelio de San Lucas 24,35-48  -Tercer domingo de Pascua)

Y en este compartir, gozoso, aunque extrañado y temeroso, se hace presente de nuevo el Señor. Viene ofreciendo “La Paz”. No vino a prometerla. Simplemente la está obsequiando. La está entregando como fruto de su muerte en la cruz.

Este saludo pascual de la paz, no significa ausencia de sufrimiento o de persecución, pues Él mismo Jesús ha padecido el dolor y la muerte. La paz como regalo pascual es la protección y la alegría que provienen del poder y del amor de Dios.

El Señor ofreció “la paz” mostrando sus manos y sus pies. La Iglesia también, para servir verdaderamente a la reconciliación y al proceso de paz, tiene que mostrar sus llagas, sus cansancios. Una Iglesia perseguida pero fraterna, que en el compartir fraternal, testimonia comunitariamente que la vida sigue siendo vencedora de la muerte.

 

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