Dejar todo por seguir a Jesús

Por Héctor de los Ríos |

Vida Nueva

Por Héctor de los Ríos

La riqueza fácilmente nos hace autosuficientes y orgullosos. Cierra el paso a una vida más humana, endurece el corazón y es motivo de esclavitud y de discordia. Aunque no seamos tan ricos muchas veces no podemos desprendernos de nuestras pequeñas posesiones.

En el Evangelio de este domingo (San Marcos 10,17-30), Jesús le muestra al joven rico no sólo la vía ordinaria para tener la vida eterna: Observar los mandamientos, sino que mirándolo con cariño le propone el desprendimiento total. Jesús nos invita a todos y a todas a entablar una nueva relación con Él, a dar un nuevo contenido a nuestras vidas.

La riqueza puede ser un impedimento para seguir a Jesús y entrar en el Reino de Dios, no porque sea mala, sino porque generalmente falsifica la relación con Dios y con los hermanos.

La sabiduría popular enseña que “uno se muere y nada se lleva”. Jesús nos invita a renunciar a lo perecedero no para quedarnos con las manos vacías, sino para llegar a ser libres y para unirnos a Él que es el inicio de la Vida Nueva, la Vida Eterna.

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