Un bello ejemplo de generosidad

Por Héctor de los Ríos |

Vida Nueva

Por Héctor De los Ríos L.

Hoy vivimos en una sociedad aquejada por la “neurosis de posesión”. El modelo de la persona actualmente está basado no en lo que se es sino en lo que se tiene. Lo importante para muchos es “tener”: dinero, poder, prestigio, placeres, casa, carro… El que posee esto cree salir adelante y triunfar en la vida. Quien no logra algo de esto es considerado un “don nadie” y será marginado.

La grandeza de una vida se mide no por los bienes que se tiene, ni por el éxito social, sino por su servicio y su ayuda a los demás. El verdadero culto a Dios comienza cuando compartimos no lo que nos sobra, sino de lo que tenemos necesidad, de lo que nos cuesta. Y para esto no es necesario tener mucho.

Jesús observa cómo una mujer pobre y viuda da como ofrenda en el templo todo lo que tiene, mientras los ricos dan ostentosamente de lo que les sobra. Ella compromete su subsistencia, pues con ello hubiera podido comprar algo para comer. Por eso ella es elogiada por Jesús. (Evangelio de este domingo: San Marcos  12,38-44).

Es gozoso descubrir cómo los ojos de Jesús saben ver más allá de las apariencias y fijarse en hombres y mujeres que, a los ojos del mundo, merecen atención., Él se fija en su corazón, en su intención. Nosotros muchas veces juzgamos por las apariencias.

 

 

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