El amor causa del perdón

Por Héctor de los Ríos |

Vida Nueva

Por  Héctor De los Ríos L.

Evangelio: San Lucas 7,36-8,3

Jesús sigue anunciando el Reino con sus palabras y obras. Después del episodio con la viuda de Naím, el evangelio de este domingo, se detiene en la narración de la pecadora perdonada en la casa de Simón.

En la primera parte del relato se ve a Jesús que acepta la invitación de Simón el fariseo para comer en su casa. El dato que sea un fariseo no es secundario, pues Jesús ya había tenido polémicas con ellos, sin embargo Jesús no rechaza a aquellos que no lo comprenden o lo combaten. En medio de la comida (que en la época era solo de varones) aparece una mujer de mala fama y comienza a ungir los pies de Jesús y a bañarlos con sus lágrimas y los besaba. La escena es conmovedora, pero para la época era un escándalo, sobre todo por la reputación de la mujer: “era pecadora”.

Jesús, como buen pedagogo, no da la respuesta a la pregunta de la parábola, sino que le pide a Simón que responda, que naturalmente comprende la enseñanza, aunque no sabe todavía qué aplicación tendrá.

En la aplicación de la enseñanza aparecen dos afirmaciones que parecen contrarias. “Por eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero al que poco se le perdona, poco ama”.

En la primera parte de la frase el amor es la causa del perdón, en la segunda es su consecuencia. La lectura atenta de la parábola indica que la enseñanza fundamental está en la respuesta de Simón: ama más aquel a quien se perdonó más, de modo que la clave fundamental es el amor que es consecuencia del perdón. Porque la mujer se reconoce aceptada y perdonada, por eso ama.

Dios perdona a quien se arrepiente, y los gestos de la mujer, a la vez que revelan su arrepentimiento, muestran también su agradecimiento y amor por saberse perdonada.

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