El Discipulado exige radicalidad

Por Héctor de los Ríos |

Por Héctor De los Ríos L

Vida Nueva

El evangelio de este domingo nos sorprende con un llamado a la responsabilidad y al radicalismo en el discipulado, ya que ser discípulo de Jesús tiene un precio y hay que asumirlo. En el evangelio de hoy aprendemos que para seguir a Jesús se requiere salir del anonimato y comprometerse en primera persona.

En tiempos del ministerio terreno de Jesús, mucha gente le seguía como admiradora suya, quizás atraída por su proyecto. Aquí vemos cómo Jesús expone claramente las condiciones para llamarse “discípulo” suyo: el desapego afectivo, completo e inmediato para darle la prioridad a Jesús; la disponibilidad para la cruz y la renuncia a todo. Esto presupone un gran realismo y prudencia ante el entusiasmo inicial en la decisión por el discipulado. Se requiere, como lo ilustran las dos pequeñas parábolas que leemos hoy, el realismo del arquitecto que construye un edificio y la prudencia de un rey que enfrenta una guerra.

En otras palabras, hay que evitar las falsas ilusiones, puesto que no basta la buena voluntad para ser cristiano, y hay que ser suficientemente sabio, para poder enfrentar los riesgos que este compromiso implica. Ser discípulo de Jesús comporta decisiones y riesgos que determinan la vida entera de quien hace la opción.

San Lucas nos sigue presentando el viaje de Jesús hacia Jerusalén. Casi que podemos imaginarnos los caminos polvorientos y solitarios, a lo mejor en medio de un desierto pedregoso como el de Judá, que sube hacia el monte Sión, la anhelada meta de cualquier peregrino judío.

“Caminaba con él mucha gente, y volviéndose les dijo: Si alguno viene donde mí y no odia a su padre,  a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos,  a sus hermanas y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío. El que no lleve su cruz y venga en pos de mí, no puede ser discípulo mío”.

Como podemos ver, se exponen sucesivamente las exigencias, las actitudes y las consecuencias que debe adoptar quien se dispone a seguir a Jesús.

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