Exaltado al Cielo, el Resucitado permanece con nosotros

Por Héctor de los Ríos |

Vida nueva

Por Héctor de Los Ríos

La misión del discipulado

San Mateo 28, 16-20

Al comienzo del Evangelio según Mateo, Jesús fue presentado como el “Dios-con-nosotros, ahora al final del Evangelio es Jesús mismo quien dice: “Yo-estoy-con-vosotros”. ¡Pues bien, en Jesús Dios se hizo visible a nuestros ojos!

Al regresar a la casa del Padre, Jesús no nos abandona sino que –como le dice a los apóstoles- nos da el mandato de integrar en la familia de Dios a todos los pueblos de la tierra. Para ello nos promete su ayuda y su asistencia para que podamos cumplir la tarea de enseñarle el evangelio a “todas” las naciones en nombre de aquel que tiene “todo” poder y que está con nosotros “todos” los días hasta el fin del mundo.

En el espacio y en el tiempo se ejerce a partir de ahora el Señorío de Cristo. Es así como la Ascensión de Jesús no es ausencia del mundo sino otra manera de estar presente en él. Jesús es para siempre el “Dios-con-nosotros”.

Leamos Mateo 28,16-20:

18Jesús se acercó a ellos y les habló así:
‘Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra.
19Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes
bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
20y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado.
Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo’”.

En el pasaje del evangelio de Mateo que la liturgia nos propone para esta solemnidad de la Ascensión del Señor podemos notar inicialmente algunas particularidades:

El pasaje se compone de una parte narrativa  y de una parte discursiva .

La parte narrativa cuenta en pocas palabras el único encuentro de Jesús resucitado con su comunidad. Se trata, por tanto, de un momento solemne en el cual convergen los acontecimientos pascuales. Sobre este encuentro ya se había despertado expectativa desde la última cena y en la mañana de la Pascua.

Dentro de la parte discursiva notamos que en sólo cinco versículos se repite cuatro veces el término “Todo” (que alguno compara con los cuatro puntos cardinales):

  •  “Todo” poder : la totalidad del poder está en Jesús
  • Todas” las gentes: la totalidad de la humanidad será evangelizada
  •  “Todo” lo que Jesús enseñó : la totalidad de la enseñanza será aprendida
  •  “Todos” los días: la totalidad de la historia será abarcada por la presencia del Resucitado.

El acento del texto recae sobre esta última parte, donde Jesús (1) declara su victoria definitiva sobre el mal y la muerte (“Me ha sido dado todo poder…”), (2) les confiere a los discípulos un mandato (“Id, pues, y haced discípulos”) y (3) les hace la promesa de su asistencia continua (“Yo estaré con vosotros…”). Todo esto tendrá valor hasta el fin del mundo.

Búsqueda personalizada

Caliescribe edición especial