Las riquezas del Reino de Dios

Por Héctor de los Ríos |

Por Héctor de los Ríos

San Mateo 13, 24-43: «Déjense crecer juntos hasta la siega»

Dios está lleno de sabiduría, dice este texto del sabio. Muestra su sabiduría en su manera de juzgar a la gente: él los comprende. Discierne y perdona. Está lleno de misericordia. Deberíamos juzgar a la gente como Dios lo hace. El Espíritu Santo habita en nosotros, nos recuerda S. Pablo. Por lo tanto somos capaces de conversar con Dios y de rezar. Somos capaces de discernir lo bueno de lo malo, y de seguir el buen camino del Espíritu.

Este Evangelio es una serie de parábolas sobre el Reino de Dios. Este Reino, su anuncio y extensión era la mayor preocupación de Jesús. Porque el reinado de Dios significa asentar, en personas, sociedades y culturas los valores liberadores del Evangelio: amistad con Dios y reconciliación y fraternidad entre las gentes.

La naturaleza del Reino es muy compleja y rica. Comienza ahora; llegará a su plenitud en la vida futura. De ahí que Jesús explicara el Reino de diferentes maneras, ejemplos y parábolas, como en este Evangelio.

La primera parábola -la buena simiente y la cizaña- muestra al Reino como una mezcla de bien y de mal, gracia y pecado, mientras dura nuestra condición humana. Durante la historia humana nada será puramente bueno o malo. Las liberaciones humanas quedarán siempre incompletas en la tierra, hasta el triunfo final del amor y la gracia al fin de los  tiempos. Y esta mezcla de bien y mal está presente en nuestros corazones; nuestro compromiso cristiano es aumentar la presencia de la buena semilla del Reino dentro de nosotros y en todas partes.

La segunda parábola -el grano de mostaza- es una complementación. El Reino ha de crecer, poco a poco, dentro de nosotros y en las sociedades, y hacerse un signo visible de salvación para toda clase de personas. La tercera parábola -el Reino como levadura en la masa- es sobre la influencia del Reino en todas las realidades humanas. Así como la levadura es una pequeña porción en la masa, del mismo modo el cristianismo y la Iglesia pueden ser una minoría, aunque llamada a influir en toda la condición humana.

Algunas preguntas para pensar durante la semana

1. ¿Tengo ideas simplistas, en «blanco y negro» sobre personas y situaciones?

2. ¿En qué se fundamenta la tolerancia cristiana?

3. Reconozcamos intolerancias que detectamos en nosotros y en los demás.

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