Domingo 4° de Adviento

Por Héctor de los Ríos |

Por Héctor de los Ríos

Vida Nueva

La vida como llamada

2 Samuel 7,1-5.8b-11.16: «El Reino de David durará por siempre»

Salmol. 89(88): «Cantaré eternamente las misericordias del Señor»

Romanos. 16, 25-27: «Revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos»

San Lucas 1, 26-38: «Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo»

A menudo las personas importantes de Israel (el Pueblo elegido de Dios), son una figura de Jesús, el futuro Mesías. Esto es muy cierto con respecto a David, Rey y Profeta en Israel.

En este texto Natán, el profeta de Dios, se dirige a David. Sus palabras son especialmente aplicables a Jesús y al Reino de Dios que El nos traerá. Aprendemos de esta lectura que la Encarnación de Dios que se nos revelará en esta Navidad, es un gran misterio, ya presente en la mente de Dios desde el principio de los tiempos. Al igual que el Evangelio de la Salvación anunciado por Cristo.

María es la figura central en la época de Adviento, presentándola en este Evangelio como el modelo de la esperanza de la Navidad. La lectura es la anunciación del nacimiento de Jesús. Algunas de las lecciones que podemos sacar de este Evangelio:

a) Dios, por las palabras del ángel alaba a María: "Llena eres de gracia, El Señor está contigo...". Por lo tanto María era ya una persona santa: una santidad entregada por Dios, para hacerla digna Madre de Jesús. Este texto es especialmente importante para enfatizar el rol privilegiado de María y su vocación en el cristianismo.

b) Dios, por la palabra del ángel anuncia a María la milagrosa concepción de Jesús; ella será la madre de El. María no duda de las palabras del ángel, a pesar de su virginidad, pero no entiende cómo habrá de ser esto. En este diálogo María es muy humana, una de nosotros, incapaz de entender los caminos de Dios. Pero su fe se mantiene fuerte y sin estremecerse, como un modelo del ideal de la fe cristiana: apoyarse absolutamente en la palabra de Dios, en la oscuridad, sin entenderlo todo.

c) Al final María rinde no solamente su limitado raciocinio humano, sino toda su vida futura en las amorosas manos de Dios. Ella no sólo puede prever lo que significará ser la Madre de Jesús y seguirlo a El en su misión, sino también está lista para dejar sus planes de lado y entrar en los misteriosos planes de Dios: "Yo soy La sierva del Señor,

Algunas preguntas para pensar durante la semana

1. ¿Es mi fe lo verdaderamente fuerte como para sobrepasar las tentaciones de duda?

2. ¿Entiendo yo mi lugar ordinario en la vida como el plan único de Jesús con respecto a mí?

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