El primer día de misión de Jesús

Por Héctor de los Ríos |

Vida Nueva

Por Héctor de los Ríos

Los puntos clave de su ministerio

San Marcos 1, 29-39

Seguimos, poco a poco, conociendo al Maestro que proclama y enseña que “ha venido el Reino de Dios”. Intentando poner honestamente nuestros pasos en sus huellas lo vamos descubriendo y admirando.

No puede haber seguimiento y misión si no se capta el estilo de vida, las preocupaciones y las prioridades de Jesús. Es importante saber: ¿Qué hace? ¿Dónde lo hace? ¿Con quién lo hace? ¿Por qué lo hace? y ¿Cuál es su fuente de inspiración? Esto es lo que encontramos en el pasaje propuesto para este domingo: los puntos clave de la acción misionera de Jesús.

El evangelista Marcos introduce el ministerio público de Jesús con la narración del primer día misionero. Éste sucede en Cafarnaúm y abarca una jornada entera:

(1) Primero –y se sobreentiende que sucede por la mañana- Jesús va a la sinagoga;

(2) luego Jesús sigue a la casa de sus dos primeros discípulos;

(3) al atardecer, acoge la multitud de enfermos y posesos que se aglomeran en la puerta;

(4) pasada la noche, al amanecer, Jesús se va a orar a solas.

Enseguida vemos que lo que se hizo en Cafarnaúm se repite muchas veces en los pueblos vecinos. Sabemos así, qué es lo que Jesús hace en su misión en Galilea: “Y recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonio” (Marcos 1,39).

El primer pasaje, el exorcismo en la sinagoga (1,21-28), precisamente la primera acción misionera de Jesús en el evangelio de Marcos, ya fue leído el domingo pasado. Veamos ahora los otros pasajes, sin perder de vista que se trata de una unidad: la jornada “modelo” de la misión de Jesús.

Jesús en casa de Simón y Andrés (Mc 1,29-31): “Cuando salió de la sinagoga se fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre; y le hablan de ella.  Se acercó y, tomándola de la mano, la levantó. La fiebre la dejó y ella se puso a servirles”

Cuando Jesús y sus discípulos salen de la sinagoga se dirigen a casa de Simón y Andrés, se hace acompañar de la otra pareja de hermanos Santiago y Juan. Los discípulos, que han dejado todo por Jesús, ahora reciben la bendición de la presencia del Maestro en su propia casa: allí Jesús cura de la fiebre a la suegra de Pedro. De esta manera Él se revela como el Señor sobre otra plaga de los hombres: la enfermedad.

La primera curación que Jesús realiza beneficia a una mujer.  Lo hace en la simplicidad y en la intimidad de una casa y de una familia. Concretamente, insistimos, en la familia de las mismas personas que llamó para ser sus discípulos.

Lo que hemos dicho sobre la perícopa anterior acerca de la autoridad de Jesús, también vale para este pasaje. Pero valga destacar que, en el v.31, cuando se dice que Jesús se acercó, se dice expresamente: “Tomándola de la mano, la levantó”.  La frase evoca una victoria sobre el mal, el cual intenta retener a la mujer “atada” a la cama. La palabra que aquí se colocar para decir “levantó”, pertenece al vocabulario de la resurrección de Jesús.

La prueba de que esta mujer queda realmente curada es que ella se pone a servir a los huéspedes.  Marcos coloca el término “diakonía”.

¿Para qué es sanada la mujer? como puede verse en la frase final, la mujer se convierte en una auténtica discípula, ya que comienza a hacer aquello que distingue al Maestro: “El Hijo del hombre… ha venido a servir…”.

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