Evangelizar es luchar contra el mal

Por Héctor de los Ríos |

P. Héctor De los Rios L.

Vida Nueva

Domingo 13º del tiempo ordinario

Sabiduria1, 13-15; 2, 23-24: «Dios creó al hombre incorruptible»

Salmo 30(29): «Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»

2Corintios 8,7-9.13-15: «Distínganse también ahora por su generosidad»

San Marcos 5,21-43: «La niña no está muerta, está dormida »

Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los males de todo orden que «Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de los vivientes». Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a la muerte.

Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega, fiel a las enseñanzas del Génesis. Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la vida. Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la asfixiamos en los límites egoístas del pensar sólo en nosotros mismos y considerar todo sólo «para-nosotros». Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la llamada del Padre. Él venció a la muerte.

En la Comunidad cristiana de Corinto San pablo hace colectas para las Comunidades pobres Judea, especialmente de Jerusalén. Estas colectas son un signo de comunión eclesial que trata de deshacer las diferencias existentes entre ellos. Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a nivelar las diferencias sociales partiendo de una comunicación

En el Evangelio Jesús se nos revela como vencedor de la muerte y de la enfermedad. En la curación de la hemorroisa y en la resurrección de la hija de Jairo descubrimos un anuncio de su propia resurrección en la que dominará definitivamente a la muerte. Estos hechos están iluminados por la luz del misterio pascual. Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en los que sufren enfermedad y angustia.

Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo sentido. La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en nuestra existencia humana, herida por el pecado. Una , dinámica y salvadora, que trata de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte. Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe. En ambos milagros Jesús actúa movido por la fe: de la enferma y del padre de la niña. Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros los que superamos la muerte y transfiguramos la enfermedad.

Algunas preguntas para meditar durante la semana:

1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea.

2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en todas sus formas -aborto, guerra- y toda clase de abusos en contra de la vida?

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