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Por P. Héctor De los Ríos L.
Vida Nueva
Segundo domingo de cuaresma
San Lucas. 9, 28-36: «Mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó»
En la Historia de la Salvación es un hito importantísimo esta «Alianza» de Dios con Abraham: «Alianza» es un acercamiento, un diálogo entre Dios y un amigo que Dios se escoge entre los hombres. Por ley de solidaridad cuantos estén vinculados con este «amigo de Dios» van a ser también beneficiarios de la Alianza. San Pablo llama a esta Alianza de Dios con Abraham: «Promesa», porque a diferencia de la del Sinaí con Moisés, no contiene Ley o cargas para los hombres. Dios, sí, se compromete y hace espléndidas Promesas. Abraham aporta de su parte la «Fe». Es decir, cree y confía en Dios; en el Dios de la Alianza. Esta «Fe» es su «»Justicia = su «Salvación» (v. 6).
Y según nos explicará San Pablo, en la «Promesa» de la «Descendencia» a Abraham va incluido, ante todo y sobre todo, el Mesías. Es decir, al Mesías mira y se orienta la Palabra, la Promesa, la Alianza de Dios con Abraham. La Fe heroica de Abraham es radicalmente ya Fe Mesiánica: «Abraham, su Padre, anheló ver mi día. Y lo vio. Y se gozó» (Jn. 8, 56). Precisamente, por cuanto tuvo de mesiánica esta Fe de Abraham, fue justificante o salvífica. Y ahora nosotros, por la Fe en Jesús-Mesías-Señor, heredamos la Alianza y las Promesas hechas a Abraham:
En el Evangelio, la escena de la «Transfiguración» tiene un sentido y unas enseñanzas de gran interés: la tradición señala el Tabor, monte de 400 metros en la llanura de Esdrelón, como escenario de esta Cristofanía. Las Teofanías del Sinaí a Moisés y de Horeb a Elias (cfr. Ex. 19, 9; 1Re. 19, 8) eran preanuncio y preparación de esta aparición de la Gloria de Dios en Cristo. El mismo Hijo de Dios ha venido a nosotros: Jesús-Mesías es Hijo de Dios. La voz del Padre, la «nube», la Gloria y Luz que envuelve a Jesús, todo revela al Hijo de Dios; y es un anticipo de la Gloria Divina que, consumado su «Exodo» (v. 31), por la Pasión y Muerte en Jerusalén, tendrá por siempre Cristo
Cada cristiano y la Iglesia toda tenemos un compromiso de «transformación»: La «Transfiguración» del cristiano se realiza, mediante: la gracia, la oración y la adhesión
Algunas preguntas para pensar durante la semana
1. ¿Qué precio (privación) he pagado por ser seguidor de Jesús?
2. ¿Traigo a la mente mi destino de felicidad con Díos, en mis tiempos de crisis?