La esperanza cristiana

Por Héctor de los Ríos |

Vida nueva

P. Héctor De los Rios L.

19 domingo del tiempo ordinario

Sabiduria 18, 6-9: «Castigaste a los enemigos y nos honraste llamándonos a ti»
Salmo 33(32): «Dichoso el pueblo a quien Dios escogió»
Hebreos 11,1-2. 8-19:«Esperaba la ciudad cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios»

San Lucas 12, 32-48: «Estén preparados»

El tema de la liturgia de este domingo es la Esperanza cristiana. El libro de la Sabiduría nos dice cómo las personas santas del Antiguo Testamento vivían siempre listas esperando la visita y el juicio de Dios. En personas santas el amor a Dios va junto a la esperanza. El pueblo elegido no mira hacia atrás, siempre adelante. El hecho fundamental de su historia es la liberación de la esclavitud y el camino hacia la tierra prometida. Un hecho que se recuerda cada año y que se celebra como fuerza para continuar el camino de libertad hacia una vida mejor.

La mejo r descripción sobre la fe cristiana en la Biblia es el capítulo once de la carta a los Hebreos. La fe es una seguridad confiada en la verdad de la palabra y las promesas de Dios. Por lo tanto la fe es inseparable de la esperanza. Del mismo modo, la fe es un camino de vida: actuamos de acuerdo con las realidades que esperamos. La historia bíblica y de la Iglesia están llenas de ejemplos. El hombre que se fía de Dios, deja su país y emprende un camino buscando una patria mejor. Es nuestro padre en la fe, al ser el ejemplo más antiguo de caminante en la fe, por caminos de esperanza. No se instaló, ni se detuvo; vivió libre para el avance en fidelidad que supera las dificultades.

En el Evangelio, usando ejemplos y parábolas sencillas, Jesús quiere imprimir en nuestras mentes la necesidad de vivir de acuerdo a la esperanza. Vivir de acuerdo a la esperanza es atesorar valores espirituales y relativizar los materiales.

Es estar siempre dispuesto para la visita misericordiosa de Dios, siempre inesperada. El distanciamiento de las riquezas es una característica del «rebaño de Cristo», en su dimensión de pobreza testimonial, de modo comunitario. La vigilancia, implica un respeto a los demás y una ética en las relaciones humanas. Esta actitud de desprendimiento, libertad interior, está en conexión o mejor es condición, para el servicio en la comunidad cristiana y sólo quien es libre puede servir a Dios y a los hermanos.

Dios llama inesperadamente en primer lugar a la hora de la muerte. Pero Dios también llama a través de nuestras vidas por ciertos acontecimientos, ciertas personas, ciertas inspiraciones que encarnan su llamada de gracia. Algunas veces reconocemos la llamada de Dios, algunas veces no.

Estemos siempre preparados para Dios. Vivamos cada día como si fuera nuestro último día. Vivamos de acuerdo a la esperanza. Porque esta es la enseñanza que sacamos de la parábola del mayordomo fiel y previsor.

Algunas preguntas para pensar durante la semana

1. ¿Cuáles son mis esperanzas y expectativas humanas?

2. ¿Doy un lugar a la esperanza cristiana en medio de estas expectaciones?

3. ¿Tenemos verdadera libertad interior, para vivir verdaderamente libres?

4. ¿Avanzamos en la vida o nos instalamos?

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