La existencia cristiana es una lucha

Por Héctor de los Ríos |

 

P. Héctor De los Rios L.

VIDA NUEVA

20 DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

La existencia cristiana es una lucha

Jeremias. 38,4-6, 8-10: «Me engendraste hombre de pleitos para todo el país».

Salmo 40(39): «Señor, date prisa en socorrerme».

Hebreos 12,1-4: «Corramos la carrera que nos toca, sin retirarnos»

San Lucas 12, 49-53: «No he venido a traer paz, sino división».

Las palabras y la predicación del profeta Jeremías molestaron a mucha gente importante y corrompida de su época. Jeremías se hace controvertible. Es acusado por los jefes e ignorado por el rey. En ciertas condiciones anunciar la voluntad de Dios es penoso y controvertible. El profeta tiene una ardua empresa: hacer recapacitar al pueblo para que tome conciencia de pueblo elegido. Destino doloroso cuando sólo se confía en Dios. Por eso no se escucha al profeta, cuando se pone la confianza en sí mismo.

 

En la lectura anterior Jeremías perseguido es una profecía viviente de Jesús, que, como enseña la Carta a los Hebreos, también fue perseguido hasta la muerte por la oposición de los pecadores. Esta gente no podía soportar su mensaje de verdad y justicia. Al final del himno de la fe, el autor da los motivos para permanecer fiel en el compromiso cristiano: Por el ejemplo de los testigos que ha recordado, sacados de la historia del pueblo y que pareciera que siguen actuando junto a nosotros. El segundo motivo es, el mismo ejemplo de Jesús, que ha llegado hasta el trono de Dios, ha iniciado nuestra fe y debemos seguirle quitando lo que nos estorba y el pecado que nos ata.

En el evangelio, Jesús está diciendo que ha venido a «poner fuego en la tierra», y «no a poner paz... sino división». Algunas personas están muy equivocadas al interpretar estas palabras como si Jesús abogara por la violencia, el conflicto y la división. El núcleo de su Evangelio integral es el amor, la unidad, la misericordia y la paz. Jesús no era un predicador conflictivo y sectario, sino humilde de corazón y lleno de bondad.

Para entender las afirmaciones anteriores, debemos hacerlo a la luz de su propio ejemplo y en el contexto de sus enseñanzas. En todo caso, esa es la única manera de interpretar el Evangelio; no por frases aisladas fuera de contexto.

Búsqueda personalizada

Caliescribe edición especial