Agenda 36: la planificación de la ciudad de cali, como puede serlo de otras localidades

Por Hugo Salazar |

Por Ing. Hugo Salazar Jaramillo

CALI 500 AÑOS VISION 2036Ya conocimos, hace unos pocos meses, un avance de lo que podría ser la planificación y el desarrollo de la ciudad hacia el año (2036), por encargo que le hizo la administración municipal de Cali, en cabeza del director de planificación de la época, a la Universidad del Valle.

Loable propósito cuya organización no ha trascendido, simplemente porque no se piensa con grandeza sobre el asunto. No es posible que pensemos en seccionar el territorio de la ciudad sólo para dársela a unos supuestos gerentes para que “jalonen su desarrollo”. Más aún sise siguen las directrices que seguirán emanando del criterio del alcalde de turno, que normalmente está pensando en su legado mediático y no en un servicio digno, de gran envergadura y proyección para la ciudad.

No podemos quedarnos en obritas de cemento, llamándoles megaobras, cuando la substancia está en mirar todo el entorno del territorio que forma parte del municipio, con sus influencias hacia y desde las vecindades, para proponer, estudiar y planificar debidamente lo que se debe hacer, con toda la perspectiva económica-social, que la ciudadanía propia y vecina requiere.

De hecho, debemos desarrollarlo, teniendo como premisa la preservación del medio ambiente y la calidad de vida de sus habitantes. Esto conlleva: salud; educación y civismo; recreación: movilidad; espacios públicos; campos y prácticas deportivas; cultura; transporte público; urbanismo adecuado al territorio; servicios públicos constantes, permanentes y de buena calidad; preservación del patrimonio urbano, del patrimonio paisajístico, del patrimonio de los corredores de fauna y flora, del patrimonio hídrico; formación de nuevos sitios turísticos, comerciales, industriales, y todo este conjunto, bajo oportunidades reales de trabajo. Así habría una ciudad amable y competitiva, como la que todos reclamamos.

Una utopía dicen algunos, una ilusión dirán otros, ¿pero acaso no hemos todos contribuido a que pensemos así, al permitir que se nos deshaga nuestro territorio y se nos gobierne bajo intereses y premisas particulares? ¿Acaso no hemos permitido que nuestro voto de opinión se diluya y aceptemos que sean los elegidos los mandantes y no nosotros, quienes los colocamos?

Somos nosotros los ciudadanos los que tenemos el poder soberano de elegir y de ordenar un mando, no son ellos, los elegidos, quienes deben venir a determinar que hacer acabando con nuestro futuro y el de nuestros descendientes.

La participación ciudadana se retuerce y debe de salir de su ostracismo. Allí está la clave para que la AGENDA 36 se visualice debidamente y cumpla su propósito.
El nuevo Concejo Municipal de Cali debe garantizarle a la actual comunidad y a la futura, que su calidad de vida mejorará y que hará un alto en el camino para determinar con una seria actitud, esta sí verdaderamente política, un proceso para que la ciudad cree un grupo planificador que se dedique a conformar esa AGENDA 36. Alejado este de todo tipo de interés politiquero y particular. Y de ser posible, formada y obligada bajo el mandato ciudadano por medio de un plebiscito. Esto nos lo permite la Constitución Nacional y es un derecho más de los ciudadanos.

Lo propongo para que sea acogido por la comunidad en general, para que ejerzan su mandato y apliquen sus derechos y así sea una premisa y un compromiso en los programas de gobierno, tanto de los candidatos a Alcalde, como de los candidatos al Concejo de Cali.

Aprendamos de las experiencias buenas de otras latitudes y paremos este derrumbamiento y desorden de ciudad. No tenemos más tiempo.  

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