Crónica del más grande robo de la historia de Cali

Por Jaime Salazar |

La increíble y triste historia del robo de tierras para 100 mil ‘destechados’ de la ciudad de Cali

Por Jaime Salazar / Especial para Caliescibe.com


Imagínate a Cali 470 años atrás, el verdor del valle, esa llanura espléndida surcada por 6 caudalosos ríos y sus asentamientos indígenas. Imagínate al fondo el sigiloso río Cauca y tras los farallones el camino al mar de Balboa que perseguían los españoles.

Desde esa loma, donde se erige su estatua, vemos al joven Sebastián de Belalcazar, analfabeto visionario, trazando con el índice el camino aún lejano al océano Pacífico.

Imaginaba a Cali como el epicentro de la colonia, como el cruce de caminos y transitar indios y conquistadores en sus correrías desde el interior del país. Pero Belalcazar, en hombros de sus esclavos, tuvo un sueño aún más inquietante, imaginó la posibilidad de empezar de nuevo en las indias occidentales, acaso de hacer las cosas bien y volver la ciudad de este Valle algo más grande.

Por ello, comenta el Ingeniero e historiador Claudio Borrero Quijano, en varias misivas, clama la entrega de las tierras de Cali como ejidos, es decir, para uso público y disfrute de la ciudad.

“Precisamente con el ánimo de que sin distingos de raza, jerarquías ni abolengos, los caleños pudieran compartir, todos, el campo urbano de esta ciudad”.

Tras un estudio de sus colonias ultramarinas, la Corona Española decidió concederlo y fue desde entonces que el 48% de toda la geografía caleña (56 mil hectáreas) fueron concedidas a la ciudad como tierra pública, a perpetuidad, a título de “ejido”.

Un ‘ejido’ es “una porción de tierra no cautiva y de uso público, considerada, en algunos casos, como bien de propiedad del Estado o de los Municipios”.

Historia de la infamia en Cali

Sin embargo, como la historias del despojo, en versión local, fue cuestión de dos siglos para que todas esas tierras, aún públicas, fueran invadidas y usurpadas por 18 familias a base de todo tipo de trampas y argucias legales.

Históricamente, estas 18 familias, se endosaron el robo de padre a hijo, generación tras generación hasta el año 2012, cuando, como lo comprueba Borrero Quijano (en los 10 títulos de sus investigaciones ejidales), alegan su propiedad de esas tierra; aún ahora, los usurpadores siguen pegando con babas sus inexistentes títulos de propiedad, que no obstante, a todas luces de la ley, siguen perteneciendo a Cali. Pero también vendieron lotes y haciendas  y sus poseedores encuentran hoy sus títulos viciados y comprometidos, pues los bienes de uso público sin imprescriptibles.

Es por eso que el exconcejal Claudio Borrero ha dedicado sus faenas de vida a la recuperación de estas tierras. Aún ahora, en su edad dorada, Borrero persiste en la lucha contra la usurpación de estos grandes lotes públicos, como si alguien se adueñara de la Plaza de Caycedo, y dice que continuará, así les moleste a unos cuantos avivatos que ya intentaron su muerte en cierta ocasión.

Borrero ha reconstruido esta historia de Cali de polvorientos despachos, de archivos históricos como el de la Personería Municipal, y ha desenterrado la verdad que unas pocas familias querían mantener ocultas.

En su tribuna matutina de ‘Ciudad al Aire’  de Todelar, se le escucha esgrimir sus luchas repetidas por estos ‘globos de  tierra’. Con sentencias judiciales, escrituras públicas, certificados de tradición y hasta cédulas reales en mano, demuestra el origen de propiedad de esas tierras, de los 10  principales lotes, de los cuales ha hecho un estudio detallado publicado en su momento por Caliescribe.

Aunque no se lo ha ponderado en la ciudad, hasta ahora nadie ha hecho un trabajo más noble y desinteresado para la ciudad; para con estas tierras, dice “ofrecerle hogar a los más de 100 mil destechados irredentos de Cali”.

Por ello esta semana, con el anuncio de las 100 mil viviendas gratuitas de Juan Manuel Santos, Borrero se alegró porque vio la posibilidad de rescatar una parte de esos ‘ejidos’ y destinarlos al polémico programa que liderará el Ministerio de Vivienda y Vargas Lleras.

“Personalmente comparto esa iniciativa que busca justicia  social. No pierdo la fe en que los 6 millones de mts2 de ejidos, con la ayuda del Presidente Santos sean recuperados. Él ha buscado justicia social con la recuperación de las tierras usurpadas por los avivatos, no solamente en las montañas de Colombia, los baldíos, que terminaron en manos de paramilitares, arrebatadas a campesinos humildes que vinieron a parar a los centros urbanos como en Cali. que tenemos desplazados producto de esa violencia atroz”.

Según los cálculos de Borrero Quijano, al Valle le tocaría unas diez mil viviendas prioritarias  y a Cali unas seis mil de esas, para las que se necesitarían 600 mil m2 en promedio (60 ha) si son unifamiliares.

A Cali le van a sobrar tierras para vivienda

Precisamente, esta semana, la Secretaria de Vivienda Ema Lucía Berón, en entrevista con ‘Ciudad al Aire’ y dejó entrever que el uso de esas tierras estaba en entredicho, por las dificultades legales que según ella, tienen para su recuperación.

Pero olvida que en su primera alcaldía, Rodrigo Guerrero realizó un acto histórico en su programa de vivienda Desepaz comuna 21, y adicionalmente  logró lo que ningún dirigente local había conseguido, la más grande transacción de interés social e histórico para Cali.

Guerrero logró que la poderosa familia Garcés Giraldo y otras familias hicieran una ‘devolución voluntaria’ de los terrenos que ocupaba propiedad de Cali (ejidales), sin juicio de por medio. De esta manera, se reintegraron al Municipio 1 millón 472 mil m2,actuaciones administrativas que terminaron en el gobierno del alcalde Mauricio Guzmán,.

Claudio Borrero recuerda el hecho: “eran terrenos que se cultivaban en caña de azúcar, estando en un área expansiva con todas las virtudes técnicas para ser desarrolladas como ciudad. Por eso, si Guerrero tiene la gallardía y la dignidad moral y jurídica, para, recuperar de nuevo los ejidos, a Cali no le va faltar tierra para vivienda… ¡Nos va sobrar!”

De hecho, antes del plan de Santos, Rodrigo Guerrero ya había prometido en campaña construir 40 mil viviendas en Cali, que con la nueva Secretaria de Vivienda Social Ema Lucia Berón se incrementó a 60.000 viviendas  y para ese compromiso necesita 4 millones de mts2 de tierras, pues la titulación y mejoramiento de vivienda tienen una meta adicional; además, no olvidamos que prometió “En vivienda, replantear los subsidios, una revisión del POT, y promocionar la autoconstrucción en los estratos 1 y 2”.

Sabuesos oficiales, sobre el rastro…

Esta semana en Cali terminó la visita de una cuadrilla de investigadores de Superintendencia de Notariado y Registro, acompañados por CTI y Fiscalía    que enfilaron sus sabuesos a la búsqueda de tierras, el robo y la restitución de las mismas; sin despecho de la burocracia estatal regional que durante años ha tenido engavetado el tema, los organismos oficiales nacionales esperan hacer avances.

Borrero Quijano anticipa que vendrán noticias importantes para la ciudad, y entre tanto, defiende también los baldíos de las montañas del parque Nacional Farallones:

“Tiene 238 millones de mts2, o 23 mil hectáreas, en las que Cali no ha hecho nada para ejercer dominio sobre estas tierras dejadas a la deriva. Por esta razón le resultaron 30.764 ocupantes al parque, tan solo el 1% de la población caleña, a un bien de uso público, reserva forestal, fuente hídrica y producción de oxigeno”.

La ley señala claramente a los Parques Nacionales como bienes de uso público, inalienable e inembargable, es decir, que no pueden ser comprados o vendidos.

Esperamos que éste 15 de mayo lleguen las conclusiones, finalmente, dentro de la geografía urbana de Cali, los ejidos son la materia prima y la única y mejor solución a la vista para el déficit de vivienda. Es la oportunidad del alcalde Guerrero,  pero pareciera que él ya no quiere meterse o tocar intereses de las poderosas familias, tenedoras de esas costosas tierras.

Con el paso el tiempo Cali creció, se pobló, pero aun, aunque parezca mentira, 26 millones de mts2 siguen en posesión de sólo pocas familias, como el mayor oprobio al derecho urbano, a la igualdad y la justicia social.

Pocos terratenientes, en pleno siglo 21 y como chiste macabro, gozan aún de sus feudos en Cali, mientras a las puertas de esas haciendas campea la miseria.

“Esas castas caleñas, deben aceptar que ya los usufructuaron durante 3 siglos esas tierras —añade Borrero— y es un patrimonio que jamás prescribe y es de la ciudad.

Pero aún los caleños tenemos la obligación histórica y moral de recuperar las tierras que por ley le pertenecen, tema que los jóvenes desconocen y deben enterarse. Debemos hacerlo y es la única salida si como sociedad nos dignamos a decir que somos una Democracia, respetamos el estado social de derecho, que queremos la paz y la justicia social para nuestros habitantes.

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