Consolidar primero, el centro ampliado

Por Guillermo E. U… |

Por Guillermo E. Ulloa

Por siglos previos a la invención del transporte férreo y la posterior llegada del automóvil las ciudades eran peatonales. Las zonas de producciones agrícolas y pecuarias eran colindantes a los centros urbanos, y las necesidades básicas alimentarias se circunscribían a productos nativos de la región. Con la llegada de maquinas de vapor y la consecuente revolución industrial los centros urbanos empezaron su transformación. Fueron introducidos los primeros diseños urbanos que separaban los centros habitacionales de las zonas industriales.  En el siglo 19° se empezaron a transformar las campiñas aledañas dando paso a nuevas formas, más rápidas y seguras de transporte,  grandes barcazas motorizadas navegaban los ríos y las primeras infraestructuras ferroviarias acercaron las poblaciones. Las ciudades fueron cambiando su vocación peatonal y empezaron a crecer poblaciones suburbanas, que posteriormente, en la medida que era más fácil adquirir automóviles, y aunque las distancias aumentaban, el tiempo de recorrido se acortaba. Los centros urbanos daban lugar a grandes carreteras, la infraestructura ferroviaria crecía y el transporte navegable florecía, uniendo poblaciones vecinas y la conurbación era un hecho.

Cali, por su privilegiada ubicación geográfica, bendecida en su topografía, aledaña a un rio navegable y cercana al puerto de Buenaventura replicó a principios del Siglo XX la tendencia mundial de modos de transporte. El Ferrocarril del Pacifico acercaba las poblaciones del Valle geográfico, facilitaba el transporte de café de exportación al puerto al igual que importaciones de materias primas, el Rio Cauca era aprovechado como sistema fluvial de transporte y Puerto Mallarino se conectaba con el centro, a través de un sistema de tranvía. La región, siguiendo el mismo modelo de desarrollo, creo en Yumbo su zona industrial, generó en Palmira su capital agropecuaria, aprovechó su puerto marítimo de Buenaventura y estaba conectada con la mayoría de ciudades intermedias vallecaucanas. Aunque el Valle del Cauca tiene, quizás, la mejor malla vial nacional, también tiene el mayor problema en el fracaso actual de las concesiones viales en la vía a Buenaventura.

Infortunadamente el egoísmo propio del vallecaucano sirvió en bandeja de plata el desmantelamiento del sistema ferroviario, dio paso a la anarquía del transporte terrestre y se recostó en la inversión en infraestructura vial. La elección popular de gobernantes generó el divorcio entre clase política, empresarial y dirigencia gremial y cada cual fue acomodando sus intereses a espalda de la necesidad poblacional. Hoy la ciudad y región requiere de una gran alianza entre estos diferentes actores, sumada la academia, para repensar la ciudad como modelo de desarrollo y sostenibilidad. No se puede permitir el fracaso del proyecto de ciudad más importante del presente siglo como es su sistema integrado de transporte, MIO, llamado a ser el eje articulador regional.

Aunque aun no se conoce con certeza el direccionamiento del Plan de Ordenamiento Territorial, es el instrumento ideal para ordenar, no solamente el crecimiento de ciudad, sino orientar la convivencia regional, rumbo de pujanza y desarrollo que se perdió en los últimos años. La inversión, en recursos económicos, diseños, incomodidad vivencial, tanto de la ciudad, sus pobladores, la región y la nación no puede perderse. La movilidad de la ciudad, interconectada a la regional, tiene un impacto profundo y debe ir acompañado de la mano de las modificaciones en los usos del suelo de la ciudad.

Por ello es importante repensar el centro ampliado de la ciudad, como zona de expansión. El área comprendida, entre la Calle 5ª (Avenida Alfonso Bonilla Aragón)[1], Calle 25 (Avenida Miguel López Muñoz,) Carrera 15 (Avenida Ciudades Confederadas) y Carrera 1ª (Avenida Colombia, posteriormente Uribe) conforman un área superior a 300 cuadras y extensión superior a 200 hectáreas. Esta gran zona conformada por las comunas 3 y sus 16 barrios, la Comuna 9 y sus 10 barrios, son centros poblaciones consolidados, con totalidad de servicios públicos disponibles, malla vial urbana completa, servida por más de 15 estaciones del MIO, dos estaciones ferroviarias, la terminal de transporte intermunicipal, infraestructura en centros de educación y de salud, circunvalada por vías de alto trafico y alinderada por el corredor férreo, futuro corredor de movilidad.

Los nombres entre paréntesis, por sí los Concejales Arroyabe y Pinilla quieren cambiarle mas nombres a las actuales avenidas

La administración municipal, debe impulsar iniciativas ante el Concejo Municipal, que permita no solamente la modificación del uso del suelo, liberando alturas, permitiendo un mejor aprovechamiento de la superficie urbana sino presentar incentivos fiscales y tributarios para nuevos desarrollos habitacionales, complejos comerciales, centros médicos, turísticos e inclusive combinar estímulos nacionales como zonas francas industriales, comerciales y turísticas. Estos barrios, especialmente Obrero y San Nicolás, en etapa terminal del proceso de desindustrialización, aun conservan edificaciones que abarcan grandes áreas, en las cuales se pueden realizar grandes proyectos urbanísticos de uso mixto.

Consolidar el nuevo centro ampliado conformaría de nuevo el concepto de ciudad peatonal. Su habitante fácilmente podría desplazarse a pie o en bicicleta, hacer uso de los sistemas de transporte masivo local o regional, aprovechando el privilegiado clima caleño bajo la sombra de arboles y palmeras tropicales sin necesidad de automóvil, ni motocicleta, conectado con el mundo globalizado del siglo XXI.

 
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