Más de un millón de almas latieron con el Salsódromo en la apertura de la Feria

Por Redaccion Cali… |

*Redacción

Mientras el sol empezaba a ocultarse, la música, el colorido y la alegría destellante del Salsódromo asomaba sus primeras luces sobre la carrera 50 con autopista Suroriental, sitio donde la 57 versión de la Feria de Cali se hacía realidad.

Acompasados como buscando la excelencia y el premio mayor al derroche, salieron a bailar con todo los mil quinientos bailarines adscritos a 25 escuelas de salsa, quienes tuvieron el privilegio de participar en este jolgorio que reunió a más de un millón de personas a lo largo de 1,5 kilómetros de esta reluciente pista de baile.

El día se fue transformando en noche y los asistentes cada vez más coreaban el ya característico “se lució Cali, se lució” que brotaba de ese sentimiento de caleñidad que se transpiraba tanto en las graderías como en la misma calle, convertida esta en discoteca.

El paso de las nueve carrozas, los bailadores de la vieja guardia y las cinco alas temática, lo mismo que el amplio número de músicos que superaban la centena, hicieron que la multitud aplaudiera sin descanso, brindando con ello muestras de cariño y reconocimiento a todos esos artistas que durante meses prepararon su salida a escena sobre la autopista Suroriental.

Sin embargo, uno de los momentos que más furor causó fue cuando el Salsódromo dejó batir dos largas banderas de Santiago de Cali, a cargo de los bailarines de Swing Latino, las cuales semejando un río envolvieron aquella descarga fiestera que inundó de alegría ese tiempo y espacio inicial de la feria caleña.

No era para menos, el paso de este rumbón llegado desde los barrios caleños mostró el más alto sentimiento de caleñidad, dibujado en la sonrisa de hombres y mujeres que se la jugaron en el asfalto, para dejar por lo alto el nombre de una gran ciudad, llamada sencillamente la ‘Sucursal del Cielo’.

Desde las carrozas, los más pequeños también dejaron ver esa génesis salsero que aparece por generación espontánea en las barriadas de una Cali que funde sin menosprecio o sin límites el folclor del Pacífico con los aires caribeños, antillanos y el majestuoso sonido de Nueva York de finales de los 60 y principios de los 70, gracias a que ha sido el resultado de crisol de culturas, que aportaron desde un principio su alegría.

La música como parte de este embrujo carnavalesco, denominado Salsódromo viajaba por el aire, perfumando con sus notas los segundos, los minutos y las horas nocturnas, haciendo que el baile destellara  a todo dar, gracias a la infraestructura luminosa, colocada a lo largo de ese recorrido musical, haciendo que muchos ni siquiera se percataran de que el astro rey ya no estaba en el firmamento de la bella Sultana del Valle.

Así pues, sobre las carrozas aparecieron Los Hermanos Lebrón, la orquesta D’ Caché, Ensamble y Cali Flow Latino, quienes hicieron que el sabor de la salsa fuera mejor.

El paso de la última carroza en donde con gran derroche musical, celebraban jugadores  hizo que el público transportara por algunos instantes sus recuerdos al éxtasis vivido en junio y julio pasado, cuando la tricolor participó, jugó y ganó en el mundial de Brasil.

La fiesta de este primer día de la Feria, en su versión 57, estuvo por todo lo alto, afianzándose más y poniendo un listón muy elevado, no solo para lo que falta de estas festividades, sino para el Salsódromo del otro año.

Con información del Municipio

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