A mí me gustaría ser el cambio

Por Andrés Belalcázar |

Lideres

Nunca escuche a un niño decir ¡Quiero ser líder en mi comunidad! Y tal vez es porque no estoy en contacto con muchos niños, pero si tengo claro que este no es uno de los sueños que les vendemos a nuestros niños. No es en cualquier caso un modelo que aparezca en la televisión de forma positiva, sino casi siempre caricaturizado.

Lejos recuerdo la serie “Francisco el matemático” en la que poco a poco se fue dando una idea de la colaboración en comunidad y una imagen positiva de la actividad comunitaria. Otra “Pandillas guerra y paz” lo intento, pero después de un tiempo no era más que otra novela de narcos, paramilitares y asesinos. Allí aparecieron en su momento personajes característicos de la vida comunitaria, el cura, los jóvenes inocentes, el líder corrupto aliado con los políticos, los trabajadores sociales; pero rápido eso se fue diluyendo en la narración (muy real) de la vida violenta de los barrios.

Ahora que  a los periodistas solo parecen importarles los políticos o los funcionarios, habría que replantearse estrategias para la visibilización del trabajo de los líderes comunitarios, tanto desde sus mismas organizaciones como desde la administración local. 

Vincular universidades, centros de enseñanza en comunicación, animación y diseño podría dar lugar a proyectos interesantes de difusión o a campañas nacionales donde pongamos el acento en el papel que juegan en nuestra sociedad y nuestra democracia los líderes comunitarios.

Es más, qué tal una serie animada como El profesor súper... el héroe del idioma en clave comunitaria, los costos de producción de este tipo de programa son bajos y su impacto, si llegan a ser bien concebidos son grandes. 

En resumen que queda mucho por hacer en el campo de la difusión, de la construcción de un referente publico de la importancia del liderazgo al interior de las comunas y los barrios.

Hay que aprovechar entre otras cosas el poder que nos ha dado internet y la receptividad probada entre nuestros jóvenes, que ahora se muestran más sensibles frente a temas como el medio ambiente, la educación y el maltrato animal; sería un gran logro colocar en su agenda el trabajo comunitario. 

Y también sería justo visibilizar el trabajo de tanto héroe anónimo que entrega su tiempo, su talento y su fuerza a la ciudad, al barrio, al país. 

Quisiera que esto llegará tan lejos, tan lejos que un día escuchemos a nuestros niños decir: yo quiero ser un líder en mi comunidad; aún más, que nuestros niños sean ambiciosos, quiero escucharlos decir con conciencia: yo quiero ser el cambio. 

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