Presentadores en calzoncillos

Por Redaccion. |

Caliescribe presenta estas narraciones de ficción como parte de su compromiso con la divulgación de la palabra escrita en todas las formas que ésta pueda tomar.

Por Alex Sterling

Veíamos televisión a la hora del almuerzo. Algo había pasado la noche anterior porque nadie hablaba y se podía escuchar el chasquido de la comida en la boca de mamá. Parecía que todo el almuerzo se iba a centrar en tratar de ignorar ese irritante chasquido. Pero ya era la una. Se daba inicio a una nueva emisión del noticiero. Alguien se hacía al control remoto y aumentaba el volumen. Todos girábamos hacia el pequeño televisor. Alguno dejaba caer el tenedor, el de al lado se agachaba a recogerlo, sin dejar de ver el televisor. Siempre sin dejar de ver el televisor.

Aquí estamos, infórmennos. En primer plano hay un hombre de gesto duro pero amable, un hombre en el que hemos puesto toda nuestra confianza. Lleva un saco negro impecable y corbata a la moda. Pelo corto y echado hacia atrás, con gomina, para que se vea siempre fresco. Esa sonrisa que nunca vemos, esa gravedad cuando pasa las hojas que trae en las manos, donde ha tomado prudentes notas de todo lo que ha pasado en los palacios, en las calles, en el mundo. Esa es nuestra verdad, un hombre con esa corbata no puede mentir. Y tras él, todo un equipo de buenas personas, minusculas en la pantalla, corren de un lado al otro, haciendo que todo este espectáculo sea de nuestro gusto. Miles de personas trabajando para darnos la verdad. Queremos ver que se hizo justicia, queremos ver una foto de Dios, queremos ver que otros están dando su vida para protegernos de los demonios del desierto.

El presentador empieza a hablar y mágicamente, en el ángulo superior derecho de la pantalla, surge un recuadro venido de la nada y en él sobresale el rostro bueno del canciller alemán. Ahí, quieto, limitado a la fotografía, parece escuchar complacido lo que el presentador dice de él y de otros cancilleres y presidentes. El presentador habla y habla, con ese tono paciente y autoritario de profesora de kinder. Pero vamos, deja de hablar ya, queremos constatar, queremos imágenes. Y aquí vienen. El presentador desaparece, también el señor Schroedery ante nosotros se levanta el Kremlin, orgulloso, rojo y más rojo. La voz en off dice que las naciones del mundo celebran con alborozo los 60 años de la victoria aliada. Miles de soldados envejecidos desfilan con prodigioso orden.

El señor Koizumi, en una actitud muy japonesa, observa con los párpados entrecerrados y toma nota. El señor Chirac luce perdido y hace un esfuerzo por recordar qué diablos tiene que ver él con todo esto. Cientos de rusos occidentalizados aplauden y se emborrachan, algo muy ruso.La voz en off nos recuerda cosas y cosas. Sí que eran malos esos nazis, pero aquí estamos, esto no se repetirá, ¡cuidaremos de ustedes! El señor Bush asiente con la cabeza. Mi mamá deja de masticar y me toma la mano, sí oíste, cuidarán de nosotros, me dice con la boca llena, ¡esplendida ensalada! Las imágenes cesan y regresa la cara de granjero bien peinado del presentador. Se le ve un poco menos serio esta vez. Parece que va a decir algo, nosotros miramos expectantes ¿Qué habrá sido de esos pobres muchachos que fueron a defender nuestras provisiones de petróleo de esos vendedores de camellos? El recuadro reaparece con un gato de dos cabezas. Ha nacido hace unas semanas y sus dueños, un par de mexicanos de Dallas, no saben que hacer con él. ¡Las cosas que pasan en el mundo! Parece que vamos a tener que esperar para saber a cuánto va a amanecer el galón de gasolina mañana, tenemos tantas cosas que hacer. Entonces noto que el presentador calla y deja caer sus papeles al suelo. De pronto mira hacia abajo, el zoom se abre: el tipo ha olvidado sus pantalones, está al aire en calzoncillos. La verdad ha sido descubierta: este hombre no tiene un solo pelo en su entrepierna. 35 millones de personas ante un televisor en el que un tipo sin pantalones tartamudea y, entre lágrimas, les pide disculpas al director y a su madre. Ahora vamos con el reporte del clima: todo nublado. Lo recuerdo, todos hicimos como si no hubiéramos visto nada.

Búsqueda personalizada

Caliescribe edición especial