Sibaritas financieros bañados en Menticol

Por Redaccion Cali… |

Caliescribe presenta estas narraciones de ficción como parte de su compromiso con la divulgación de la palabra escrita en todas las formas que ésta pueda tomar.

 Por Patricio Almeyda

El apoderado del señor Matías Birch lee en voz alta el testamento que redactó el millonario atunero antes de entrar de lleno en las metanfetaminas. Sus 3 hijos esperan conectados vía skype con el despacho del abogado. Ninguno asistió al funeral ni al oficio legal. Ninguno se reprodujo o lo hará. Por causas desconocidas, el mayor de ellos se ha quedado sordo y nadie lo sabe, ni él. 

Todos los documentos que prueban lo anterior, están destinados a proteger los acarreos financieros del mismo Matías Birsh, es decir, yo mismo. No fui un misterioso inversionista antillano que sucumbió finalmente a la malaria, pero a través de los años mi imperio continuó fuerte y abrí negocios con mafias que ustedes no han oído nombrar en países que sólo conocen las agencias de inteligencia más antiguas. Algún heredero, protegido por el secreto bancario de las Islas Caimán, manejará mis inversiones aún con mayor presteza que mí mismo. DSCSSS llegó a cotizar en Wall Street en contra del consejo de Millington Edwards, el apoderado en ley de la gigantesca fortuna del conglomerado cervecero. Nunca bebí licor, y sé que ustedes sí lo hacen. Es por eso que no les dejo nada de las acciones de DSCSSS, porque sé que lo tomarían como un mensaje equivocado y acabarían entregados a la botella. Sin embargo aprendieron a vivir de la corrupción a la que sometieron a todo el consorcio, la cual se fue evaporando a medida que yo iba despidiendo a sus amigos y contratando gorilas obedientes.

Ustedes temían que la filtración ilegal se detuviera, dada la supervigilancia a la que fue sometida toda inversión en dicho lugar. Edwards temía que se descubriera el lavado de activos, pero el secreto heredero de DSCSSS tenía mejores planes para el futuro: legalizar toda su producción. Tenía suficiente dinero para entrar en la mafia más lucrativa de todas: la banca. Había reunido lo suficiente para comprarme un pasado nuevo. Así que me di cuenta del verdadero destino de todo mi esfuerzo, cuando ya no podía disfrutar de los intereses que la gente está contrayendo en estos mismos momentos.

 Por eso he elegido al menor de ustedes para que entregue la totalidad de mi fortuna a los 10 bancos más grandes del país, de tal manera que el fruto de 440 años de trabajo quede en manos de personas que no cometan el horro de repartirlo en partes iguales, en pro de una equivocada redistribución de mi riqueza. La riqueza debe tender a concentrarse en un solo punto. Es la única forma de orden posible. Le entendí después de tanto, cuando ya había cometido el error de abandonar la esclavitud, que tan rentable me salía, incluso haciéndome cargo de la vivienda y la alimentación de miles. Pero esas buenas maneras del milenio arruinaron todo: en el sistema financiero actual están pasados de moda los negros y los malos sueldos. Lamento haber muerto antes de poder acabar con esa lacra del sindicato, pero muero feliz de saber que la gente no verá ni un peso, todo se va a quedar en mi sarcófago, en mi pirámide personal.

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