La hispanáuta y el cóndor se ignoran mutuamente

Por Redaccion. |

Leticia, la misma española de siempre. Intenta llegar al hotel en menos de 3 minutos. Es imposible, le aclara Baco, el chofer que la transporta. Apenas han salido del aeropuerto y avanzan hacía la ciudad por la recta perfecta que lleva a ella. Leticia mira por la ventana, la agricultura tecnificada es lo único que da testimonio de la presencia humana. Leticia le toca el hombro a Baco y dispara:

- Baco, ¿Cuánto falta para llegar al hotel?
- Estamos a 15 minutos de Cali.
- ¿Qué? ¿Esto no es Cali?

Leticia hace una vista panorámica de los cañaduzales.

- No, esto es Palmira, otra ciudad.
- ¿El aeropuerto de Cali queda en otra ciudad?
- Sí.
- Julián no me había dicho que tenía que aterrizar en otra ciudad, me habló de un gran aeropuerto…
- La verdad es que el aeropuerto es de Cali
- ¿Pero queda en Cali?
- Le presta sus servicios a la ciudad de Cali
- Bah, África le presta sus servicios a la comunidad europea y no queda en Europa… qué importa… rata mentirosa, es una rata mentirosa
- ¿Disculpe?
- Julián, me he dicho que el aeropuerto quedaba en la ciudad, ahora tengo que gastarme este viaje.
- Ya casi llegamos señora. Su hotel queda en el norte.
- ¿En el norte de Palmira o de Cali?
- De Cali, por supuesto

Pasan por el río Cauca, entrando a Cali.

- Julián me había hablado de esto. Realmente es grande…
- Lo es, señora.
- Me contaba que se sentaba de niño, en la orilla del río, a ver pasar los delfines…
- En el Cauca no hay delfines, señora.
- ¿Pero cómo que no? Sí me habló tanto de eso… delfines rosados, recuerdo bien…
- Es cierto, en Colombia hay delfines rosados, pero en el Amazonas, no en el Cauca.
- ¿Y no podrían haber llegado hasta acá nadando? Los delfines son animales que se mueven…

Leticia saca un mapa de Colombia que lleva en el bolso de mano. Lo despliega y busca el Amazonas con el dedo. Luego trata de trazar una ruta a través de los ríos que permitiera el paso de los delfines hasta el Cauca. Le muestra a Baco, que mientras trata de no ser descortés ignorándola procura no estrellarse contra un tren cañero de varios vagones que pasa justo por el lado. El gigantesco mapa desplegado en el asiento del copiloto le dificulta la tarea.

- Sí ve señora, no hay ningún río que una el Amazonas con el Cauca…
- Leticia sigue trazando rutas imposibles en el mapa. Se da por vencida. Guarda el mapa.
- Bueno, debes tener razón.. no es de extrañar que no los haya. Otro cuento de Julián… ¿Sabes quién es Julián, no?
- No señora, no sé.
- Pero si he estado currando de él desde que me he montado al carro -se queda mirando fijamente a Baco, que no sabe qué hacer- Lo que quieras… Julián es el colombiano que me han presentado, ya te había contado eso.

Baco asiente con cortesía, mira por la ventana, se ven las fábricas de ACOPI. Como siempre, al pasar por esta zona, el olor es nauseabundo.

- Ah, el dulce olor del progreso. Dice Leticia olfateando al aire.
- Es huevo prodrido
- Te equivocas, esa peste es buena señal, quiere decir que ya están explorando la industria química… ya sabes… dejar de exportar sólo bananos
- Personalmente, tengo que decirle señora, que no me gusta el banano
- Pero mira qué buen sentido del humor tienes, parace que es un rasgo de vosotros…
- ¿Vosotros?
- La gente de Cali… ¿ya estamos en Cali, cierto?
- Sí señora, hace un rato.
- Perfecto, mira, como te decía… que Julián ha comenzado a contarme estas cosas… me hacía partir de risa el desgraciado… os va bien con la exageración…

Están en un semáforo, se acerca un vendedor de coco. Baco compra un pedazo.

- Mira, a mí me gustaría un muñeco de esos.

El vendedor de coco tiene, al lado del semáforo, un muñeco inflable de un luchador, de los que se encuentra uno en estos tiempos. Lo compra y lo sienta en la silla trasera. Si se mira desde el frente del carro, el muñeco se ve en medio de Baco y Leticia, como un tercer pasajero. Durante todo el recorrido, el muñeco va a estar allí. Pasan por Chipichape.

- Ah bueno, me mostró una foto de esto. Estaba en un tren… se veía tan natural, tenía cara de conductor… -Mira a Baco, de repente cayendo en cuenta- …nada personal…
- No se preocupe señora, me gusta mi oficio, llevo 15 años en esto, empecé en el taxi de un tío, Manuel, gran tipo…
- Lo que digas tío… te venía contando. Me lo presentaron hace unos 3 años, en un boliche. No paró de hablarme toda la noche, yo dije… venga, maestro, que nadie se aburre contigo… me lo he ganado en una rifa… eh, mira, ¿ése es un cóndor?...
- Sí, claro, un cóndor, la ciudad está llena de cóndores.

Sobre un poste de la luz hay un gallinazo que canta las tres estrofas del himno a Santiago de Cali que se sabe. 6 P.M. Hay demasiado ruido en el ambiente para que alguien pueda escucharlo.

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