La ciudad más allá del pulso entre Hadad y Jurado...

Por Redaccion. |

Redacción ciudad

No hay suficientes corredores troncales para soportar el tamaño de la masa humana que hay que manejar en la capital del Valle. Los casos más dramáticos afectan a estudiantes y trabajadores de las zonas más densamente pobladas del sur y oriente de la ciudad. Las estaciones de la zona de influencia de la Universidad del Valle (Universidades) Están esperando en promedio 15 minutos más, con hasta tres retrasos por llegada. Hablamos de la ilusión que se genera en el usuario, en la expectativa que puede hacer que alguien pierda la paciencia al ver que después de haber esperado una ruta por 5 minutos cuando decía que faltaban 6, ahora anuncia que faltan 15 minutos o simplemente deja de dar información.

La chatarrización de la planta de buses urbanos en Cali es una medida que ha puesto la ciudad en crisis. No tenemos ninguna excusa para no aceptar que estamos ad portas de un caos que afectará la economía y la vida cotidiana de los caleños. En más de 15 años no se había tomado una medida vial de esta magnitud: los problemas que surgen de esta determinación se salen de la jurisdicción de secretario de tránsito y entran en los terrenos de la calidad de vida y la intimidad de las personas.

La consecuencia inmediata de la salida de un parque automotor tan abundante es la del traslado de pasajeros de un sistema, el casi artesanal, a otro, el negocio cerrado del MIO. Como el sistema al que llegaron esos migrantes no se le hicieron aplicaciones, ni a su planta física, ni a su parque de buses, el resultado solo podía ser el del colapso.
Es increíble que no se haya diagnosticado acertadamente la capacidad real del sistema. A vuelo de pájaro se podía ver que no iba a ser suficiente con lo que ya estaba instalado para reemplazar todo el cupo que se sacaba de las calles. Parecía un atentado contra la ciudad en sí misma, uno al que algunos sectores respondieron con una oleada de violencia en varios puntos de la ciudad. Hubo secuestros momentáneos de buses en las calles del centro, un policía muerto en inmediaciones de la universidad del Valle. Ataques oportunistas de la delincuencia común, atentados con explosivos por parte de las Bacrim contra la policía, un agente muerto por grupos de izquierda radical. Un escenario múltiple en el que se perdían las perspectivas de una arremetida planeada desde un solo bando. Y atrás de todo el explosivo coctel de grupos armados, rumores concretos de la participación de empresarios en la jornada de violencia.

Ramiro Jurado es el propietario de la empresa Coomoepal y además, cuenta con acciones y planta de vehículos en sistema integrado. Además participó, como candidato, en el proceso electoral que eligió a la actual administración, una en la que, esto no se había visto, ha tenido más relevancia mediática el secretario de tránsito que el mismo alcalde. El escenario planteado por estos componentes es el de una ciudad que ha elevado al problema de la movilidad y la seguridad vial al nivel de prioridad uno. Algo así similar a lo que se podía ver en los tiempos de Álvaro Uribe, presidente guerrerista, cuyo ministro más mediático era el de defensa.

En este marco, donde el secretario de tránsito ha cobrado especial poder mediático, Alberto Hadad y algunos integrantes de las fuerzas de seguridad han insinuado que los transportadores tuvieron una importante participación en el paro protagonizado por los conductores y la población civil que se solidarizó.

Hadad acusa a Jurado de tener cuentas pendientes por la creación de rutas piratas, matriculas pro fuera del casco urbano y otras irregularidades. Jurado no se pronuncia al respecto y cuando interviene lo hace para defender el derecho de los ciudadanos a un buen servicio, uno que no se podría prestar con el sistema integrado, tal como está.

El asunto aquí es económico: Hadad plantea llegar a los 700 mil usuarios diarios en el sistema, en vez de los 430 mil que hay en la actualidad. Para llegar a esa cifra autorizó la salida de algo así como 300 rutas de buses, que unían 300 puntos A con 300 puntos B y otras combinaciones. Más allá de la batalla de poderes entre en municipio y los transportadores (que no los conductores que son asalariados) está la pregunta sobre cómo se va a resolver la ausencia de todas esta rutas.

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