Cali necesita más violines y menos balas - Primera parte

Por Oscar López Noguera |

Informe Especial

Reportaje de Caliescribe.com analiza con un periodismo urbano social, el fenómeno de violencia entre los menores de edad en Cali.

Entrevista con jóvenes que posteriormente fallecieron en una balacera, evidencia la pérdida de motivos de esperanza para miles de muchachos en esta ciudad.

Víctima y victimarios en una carrera desenfrenada por el control del tráfico de drogas, que llenó a Cali de fronteras invisibles en las que el saldo en rojo, lo están poniendo aquellos que apenas están “comenzando a vivir”

En medio del flagelo social hay proyectos que cantan a la vida y que le ofrecen a muchachos de sectores populares alternativas artísticas, qué bueno sería que Cali tuviera más violines y menos balas.


Por Oscar López Noguera Comunicador social periodista Universidad Javeriana.

En el año 2013 Nominado al Premio Nacional de Periodismo del Círculo de Periodistas de Bogotá. Ganador Premio Nacional de Periodismo a la Prevención de Riesgos Armando Devia Moncaleano. Ganador Premio Alfonso Bonilla Aragón Categoría Comunicación para la Ecología y el Medio Ambiente.


Cali tiene algún día que “destraquetizarse”. Mientras en la ciudad la carrera por el dinero fácil siga siendo el principal inspirador de generaciones que apuestan hasta sus propias vidas por conseguirlo, esta ciudad seguirá arrojando cifras de violencia que la han puesto entre una de las cinco más peligrosas del mundo.

Cerrar el año 2013 con 1973 muertes violentas, de acuerdo con los registros oficiales, debe ser más que un motivo “para rasgarse las vestiduras”, en un motivo de una seria reflexión que involucre a toda la sociedad de esta cifra.

Pero además de las muertes violentas, en la ciudad hay una estadística que no se habla, la del incremento de casos de atracos a mano armada y en sendas motocicletas por sus autopistas, los fleteos, la extorsión a comerciantes de todos los niveles en los diferentes puntos cardinales y todo esto, en medio de anuncios de refuerzos en el pie de fuerza de la policía, intervenciones a la ciudad y diferentes medidas que no han alcanzado para que Cali controle una cruda realidad.

Una ciudad en la que se forjó un cartel de la droga, que a mediados de los años ochenta “supuestamente”  fue desvertebrado, dejó en las calles y sectores deprimidos de la ciudad su crecimiento vertiginoso y en el espíritu de los niños, que posteriormente se volvieron hombres, el afán por adquirir dinero a como diera lugar. Esa “semilla” hoy se ha convertido en un fruto delincuencial, que está “pasando facturas de cobro” a una sociedad que no se preocucpó en su momento de trabajar socialmente en las zonas que iban creciendo, Distrito De Aguablanca y en las laderas de la salida al mar o en la parte alta de Menga.

Y quienes dominan estas redes delincuenciales a su vez, está “reclutando” a menores de edad en medio de sus vertiginosas expansiones de negocios dentro de “portafolios” que van desde el control de parques para la venta de drogas, hasta el robo de celulares y la extorsión a pequeños y medianos comerciantes.

De muchachos integrantes de grupos que después se volvieron pandillas, hoy el tema es que los niños y muchachos desde los doce años se están integrando a oficinas de cobro, que a su vez están configuradas dentro en organizaciones delictivas conectadas con otras esferas.

En el recorrido de este reportaje digital, tuvimos la oportunidad de conocer a tres jóvenes de la comuna once que por cosas del destino, fueron asesinados a inicios de febrero anterior. Ellos con su jerga llena de modismo, dichos propios y con toda la naturalidad del caso, hablaron de los enfrentamientos que tenían, de la degradación de muchos niños y jóvenes buscado dinero, no para subsistir, sino para consumir droga. También nos mostraron sus “máquinas” como llamaban a los revólveres.

También evidenciaron el temor por un ataque en su territorio, pero ellos murieron en el Distrito de Aguablanca: los detalles solo los conoce su familia y los “secretos” de los móviles, se fueron con estos muchachos.

Y mientras que las redes criminales se especializan, las polémicas sobre las cifras se “encienden” cuando el incremento es inusitado, la pregunta es qué se pude hacer en esta ciudad para superar tanta ausencia de un trabajo social concertado desde las comunidades para el beneficio de los jóvenes?

Una de las respuestas es la música. Y en este recorrido por la ciudad visitamos dos agrupaciones que merecen una ovación, la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil de Siloé y la Orquesta de la Fundación Notas de Paz.

Una ciudad de contrastes, en la que su título de sucursal del cielo se está opacando por cruces de muertes violentas, requiere una reacción social en torno a la búsqueda urgente de alternativas para los jóvenes, integrándolos en el tejido social y en el fomento de sus entornos, y qué mejor “vehículo” que la música.

A continuación los invitamos a observar la primera de las 6 crónicas que integran este especial "Cali Necesita Más Violines y Menos Balas".

Video Reportaje: Cali necesita más violines y menos balas -Primera parte.

ENLACES DE LA SERIE

Cali necesita más violines y menos balas – Primera Parte

Cali necesita más violines y menos balas – Segunda Parte

Cali necesita más violines y menos balas – Tercera Parte

Cali necesita más violines y menos balas – Cuarta Parte

Cali necesita más violines y menos balas – Quinta Parte

Cali necesita más violines y menos balas – Sexta Parte

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