El agua de unos, el agua de todos

Por Andrés Belalcázar |

Los dos cortes de agua de la semana pasada en Cali deberían dar alguna notoriedad a los debates que se dan sobre la seriedad con que los gobiernos han asumido el tema ambiental en Colombia. Un compromiso ambiental serio es indispensable, no ya para salvar el futuro distante de los tataranietos del país, sino para garantizar el presente de las ciudades de las que tanto se precia el llamado progreso.

En Cali hoy por hoy, nadie puede garantizar que el invierno no vuelva a dejar sin agua a sus habitantes. La turbiedad del rio Cauca impide el correcto tratamiento de la misma y compromete el funcionamiento de la planta de Puerto Mallarino, si se hace.

La semana pasada los niveles de turbiedad llegaron a 9.000 unidades y la norma de salud (Decreto 1594 de 1984) no permite el tratamiento de agua que supere las 3.000 unidades de turbiedad.

¿Pero por qué?

La turbiedad se debe a la deforestación de las cuencas de los ríos que desembocan en el Cauca. Hablamos de un problema que excede lo local y requiere un esfuerzo nacional sostenido en el tema ambiental. Además de un gobierno que no haga negocios que comprometan el agua del país.

“Cada vez estamos peor. La tala de árboles no cesa, se sigue cultivando y teniendo ganado en zonas que deberían ser corredores forestales que cuiden los cauces de los ríos. Además, los cultivos ilícitos y las fumigaciones también dañan la cuenca del río Cauca”, indicó Inés Restrepo, directora del Instituto Cinara. Al periódico El País.

La falta de compromiso ambiental se evidencia en que no existen planes de ordenamiento de las cuenca, ni una protección efectiva frente a la deforestación. El mundo ha clavado desde siempre su vista en los recursos naturales, ahora estos son más valiosos que nunca. Pero esa mirada rapaz debe cambiar, por que ni siquiera a corto plazo el país, sus ciudades y su infraestructura van a soportar el desmadre ambiental que se multiplica a diario. La única riqueza que en verdad tiene este país por cierto, su agua y sus recursos no pueden seguir desapareciendo o destruyéndose. Esa locomotora nos va a aplastar a todos, la del desarrollo destructivo y la de la indiferencia ambiental.

En el 2009 un informe revelado por la Defensoría del Pueblo reveló que el 89 por ciento de los municipios y más de la mitad de la población total del país tenía problemas en materia de abastecimiento de agua potable.

La investigación reveló que había más de 14 millones de habitantes que vivían en sitios con índice de escasez que llegan a los niveles medio y alto. ¿Cuál es el presente de esas cifras después de las consecutivas temporadas de invierno que azotaron al país y se tragaron pueblos y caseríos?

Un mapa realizado por la Defensoría observaba que la concentración que los municipios con mayor vulnerabilidad en el abastecimiento de agua potable (alta o muy alta) se concentran en la región andina, Norte de Santander y la Costa Atlántica. Hoy la situación se ha extendido, ya no por razones de infraestructura, como es el caso de Cali, sino que el abastecimiento tiene recortes esporádicos, digamos sintomáticos. Debido a que sencillamente las autoridades ambientales no hacen, no quieren o no pueden proteger el recurso que depende en mucha medida del control que se debe hacer en nacimientos, cuencas y fincas aledañas a los afluentes.

La Defensoría advirtió entonces (2009) que en los próximos años seguirá aumentando la demanda de agua para los usos humanos y económicos, y lo grave es que la oferta aprovechable del recurso esta evidentemente reducida, por qué como ellos lo anunciaron en su momento, continuaron las tendencias  de deforestación y la ausencia casi total de tratamiento de las aguas residuales. Este último un tema que debería abrir un gran debate en Cali, donde las aguas lluvias y las negras siguen mezclándose en el sistema de alcantarillado.

En Colombia la política pública ha estado dirigida a la ampliación de coberturas y se ha desatendido la construcción y el mantenimiento de sistemas de tratamiento y de potabilización, así como un política robusta en el tema de protección de nuestras fuentes de agua.


Riqueza hídrica de Colombia comparada con otros países

Por volumen de agua por unidad de superficie Colombia ocupaba el cuarto lugar en el mundo después de la Unión Soviética, Canadá y Brasil hasta 1990. Esto representaba 60 litros por km², lo que era seis veces mayor que el rendimiento promedio mundial y tres veces el de Suramérica. Sin embargo, siete años después la riqueza hídrica de Colombia cayó significativamente pues en 1996 Colombia pasó a ocupar el puesto 17 a nivel mundial en volumen de agua por unidad de superficie.

Una de las razones que han causado este problema ambiental es la tala indiscriminada de árboles. Se calcula que cada seis meses desaparece un río en Colombia debido a la deforestación.

¿Quieres saber de dónde sale el agua de nuestro país?

Hidrografía de Colombia

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