Falta Sostenibilidad en el Valle

Por Lorena Botero … |

El pasado Jueves 27 y 28 de Septiembre, se llevó a cabo el foro sobre “Desarrollo Sostenible como Desafío a la Responsabilidad Social” en el Auditorio del Centro Cultural Comfandi.

Aunque se vivió una jornada larga en la primera mañana del foro, acompañada de interesantes panelistas y expositores, Edgar Varela, quien ha sido vicerrector de la Universidad del Valle, Director de Grupos de Investigación y Decano de la Facultad de Administración, expuso interesantes ideas sobre los desafíos de la región frente al desarrollo sostenible. Varela fue más allá de las discusiones académicas y aterrizó a los asistentes a la realidad actual de nuestro Departamento:

  • En cuanto a la solución del problema del agua, la Administración Municipal ya encontró una solución y es hacer una represa en el río Timba. EMCALI había pensado hacer un reservorio al lado de la planta de tratamiento de agua, pero el Señor Varela asegura que después de reunirse con profesores del CINARA, el Instituto de Investigación y Desarrollo en Abastecimiento de Agua, Saneamiento Ambiental y Conservación del Recurso Hídrico, y con la Escuela de Ingeniería de Recursos Renovables, la aparente solución, no es viable.   La represa de La Salvajina, es un claro ejemplo de construir algo únicamente para evitar inundaciones; en este caso, la inundación del río Cauca, que a final de cuentas se queda corta frente al suministro de agua potable e hidrológico del Valle del Cauca. Otro ejemplo son los billones de dinero invertidos en el jarillón del Río Cauca. Lo importante es recuperar las cuencas de los ríos. Se cree que las tecnologías son suficientes y no lo son. No existe una verdadera conciencia de los daños ambientales de la región.  La minería ilegal sobre la cuenca del río Dagua ha afectado la estabilidad de la doble calzada en construcción, pues se rompe la calzada y “se hacen agujeros para buscar oro ante los ojos impávidos de todas las autoridades”. Ninguno de los Gobiernos: ni el Departamental, ni el de Buenaventura, ni el Nacional, hacen algo respecto al tema y la Cuenca del río Dagua está siendo destruida. Los ríos de Cali ya no tienen agua y la minería ilegal los ha envenenado. Ni siquiera son las grandes multinacionales, son las mismas pequeñas y medianas empresas que trabajan en el territorio. La economía informal de la zona.
  • La concentración urbana en la ciudad de Cali amenaza el equilibrio de desarrollo territorial deseable que el Valle del Cauca ha logrado: El tejido del Valle del Cauca está amenazado por la creciente población que se concentra en la principal urbe. Hoy en día el 58% de la población del Valle del Cauca está en Cali sin contar su área metropolitana. Se está perdiendo el equilibrio poblacional a lo largo del territorio regional y se está incrementando la violencia en estas regiones. Tulúa registra en la actualidad el mayor número de muertes per cápita seguido muy de cerca por Buenaventura y Palmira. Siempre se piensa que la violencia en el Valle es un asunto del área metropolitana de la ciudad, pero es todo lo contrario. Los valores se han ido perdiendo y el narcotráfico resulta una salida con todas sus articulaciones y manifestaciones de organización criminal. No hay ninguna ley de política pública que ayude a frenar este problema pese a los intentos de re-organizar el POT. A Cali se le venció el POT y no hay una norma suficientemente madura para frenar la concentración urbana en la Ciudad.
  • Morbilidad y atención en salud: El HUV lo terminó administrando la Universidad del Valle, colaboró el sector público y privado, donde formó parte el Dr. Piedrahita, Rector de la Universidad Icesi. El  actual Director de Planeación, el Señor Juan Carlos López, también estuvo presente en las reuniones. Se mostró la cantidad de dinero que le fue entregada al hospital en los últimos 3 años y no hay ningún otro hospital que haya recibido esa cantidad de dinero. Un miembro del comité de fiscalización encontró que la facturación se podía reducir de $5.000 millones a $800 millones. Junto con la comisión de académicos se identificó que el problema no es la ley 100, sino los dirigentes políticos que la ciudad y la región han tenido en el pasado. Esa misma situación se vive en Tulúa, en Cartago, Buenaventura y en toda la red hospitalaria de primer y segundo orden de la región por el peso de la corrupción.
  • Educación: El Valle del Cauca está hoy en el 14 o 15 lugar entre los 32 Departamentos, cuando antes estábamos en el primero y segundo lugar. El Valle cuenta con una tasa alta de deserción, donde hay un colapso en la educación pública.
    “Es triste que esto ocurra en los dos ejes titulares (salud y educación) en los que se reciben recursos para invertir en la región”.
  • Ingobernabilidad Política: En los últimos años se ha tenido gobernadores que no han podido terminar el semestre. Se acabó de elegir un Gobernador en una Gobernación que no tiene recursos, que está sometida a la ley 550, que tiene que pagarle a los acreedores y que tiene la incapacidad de ejecutar un Plan de Desarrollo que es basado en los recursos de regalías. Cali tiene todavía una tasa de endeudamiento público muy alta no comparable con la situación fiscal que tienen ciudades como Barranquilla, Medellín y Bogotá.

Soberanía fiscal es un término para determinar que las regiones más ricas tienen que tener capacidad para recaudar sus impuestos: el predial, la valorización, la sobretasas y demás que le permitan tener capacidad de inversión. Se necesita que haya un buen Gobierno territorial para que haya buen desarrollo regional. El Valle no tiene recaudo propio, no tiene capacidad fiscal propia.

En materia medioambiental: el cambio climático, la desertificación, el deterioro de las cuencas y la destrucción de nuestra área forestal, agudizan nuestros desafíos. El Valle también ha retrocedido en materia de inclusión social.

Para hablar de desafíos de la región en un foro sobre “el desarrollo sostenible como desafío de la responsabilidad social”, el Doctor Varela asegura entonces que es necesario primero reconocer los problemas y tratar de afrontarlos. Aterrizar en la realidad que vive nuestro Departamento y entender nuestros desafíos es el primer paso antes de caer en una dialéctica académica que se centra en la reflexión.

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