Luz Betty Jiménez De Borrero / Pablo A. Borrero V.

A partir de un amplio despliegue publicitario en el diario El País del domingo 1 de septiembre de 2019, en la parte superior de la página 5 se hace la siguiente pregunta: “Por qué está colapsado el tráfico en el sur? (Cali)”. En tanto que en la parte inferior de la misma página aparece la siguiente afirmación: “nuestra única opción (refiriéndose a la movilidad) en el sur de la ciudad es reducir los vehículos en la vía: montándonos en la bici, caminando, compartiendo el carro, montándonos al transporte escolar y usando el MIO”. (el destacado es nuestro).
En el mismo diario en la sección de Cali del jueves 5 de septiembre/19 se transcriben algunas opiniones de los habitantes del sur de la ciudad, que se quejan de los trancones que se trasladan de un lugar a otro, a raíz de la congestión vehicular que se forma con ocasión de la construcción de las nuevas obras que se ejecutan en este sector de la ciudad y que muy poco servirán para aliviar los trancones que impiden la fluidez del tráfico automotor.
De esta manera ha quedado claro que la solución a los problemas de la movilidad en el sur y en la ciudad en general, tendrán que ser objeto de un nuevo replanteamiento de cada uno de los proyectos viales, de construcción de complejos habitacionales, centros comerciales y universidades, etc., que han generado un verdadero caos urbanístico y de movilidad sin precedentes en la historia de la ciudad, que por supuesto no podrán resolverse con las alternativas de solución propuestas por la administración municipal, en tanto que su implementación rebasa en la práctica los límites de lo realmente posible y efectivo en materia de movilidad.

Ahora bien, la imposición de medidas como el pico y placa de un solo dígito para los taxis no solo aumentó el número de estos vehículos en la circulación, sino que generó una mayor congestión del tráfico afectándose con ello la movilidad, experimento este que finalmente fue suspendido y que demuestra la manera improvisada como la administración municipal actúa en todos estos casos.
Por otra parte, el establecimiento de zonas de parqueo en el barrio el Peñón ha suscitado una gran protesta de sus habitantes ya que no se consultó su implementación, siendo este un asunto de interés general para propietarios de viviendas, bares, restaurantes, etc., que de manera oportuna le hicieron conocer al alcalde algunas observaciones que debieron ser tenidas en cuenta para tal efecto y que de alguna manera afectaban la movilidad en el sector.
Además, la movilidad en la ciudad se ha visto afectada con la invasión del espacio público en calles y andenes ocupados por cientos de miles de vendedores ambulantes a quienes no se les ofrece ninguna alternativa de solución para que puedan desempeñar algún trabajo de acuerdo con lo establecido en la Constitución Nacional, en tanto que la actual administración ha sido incapaz de implementar su reubicación y mejoramiento de sus condiciones de trabajo. En este sentido el alcalde Armitage ha sido negligente con la adopción de una solución que garantice tanto a los vendedores ambulantes como a los peatones sus derechos al trabajo decente y a disfrutar del espacio público.
Estas son algunas de las experiencias vividas durante el mandato del alcalde Armitage que finalmente terminó expidiendo por decreto el Plan de Movilidad PIMU sin que se hubiera podido discutir ampliamente en el Concejo Municipal y con la participación de los ciudadanos.

Ha llegado el momento de exigir a la actual y a la futura administración municipal la obligación de que se revise a fondo la estructura económica, financiera y operativa del sistema de transporte MIO, subsidiado con los recursos del municipio de Cali en favor de un conjunto de operadores a quienes se les han brindado toda clase de garantías que no se pueden trasladar simplemente a los contribuyentes y usuarios de este servicio de transporte.
Mientras tanto la política ambiental no ha pasado de la labor de sembrar árboles en los cerros de la ciudad, mientras el Rio Cali considerado un hito local, desaparece en la práctica ante los ojos de propios y extraños con la construcción de ciertas barreras urbanísticas a su alrededor y del proceso de desforestación y de urbanización de la zona rural del municipio de Cali.
Igualmente resulta preocupante el aumento de la inseguridad cercana a los CAI que no responden a los llamados de los habitantes de los barrios que se quejan de los ruidos que se producen con los llamados “piques” que realizan los conductores de motos y vehículos particulares, además del que causan los vecinos con sus jolgorios y fiestas a todo volumen, reclamos que no son atendidos oportunamente por los cuadrantes de la policía ni por las autoridades municipales como el DAGMA.
Los continuos robos de medidores y contadores de energía, agua y gas, se convirtieron en una constante en barrios como San Antonio, El Peñón, Bellavista, Arboleda, que demandan de una eficiente política de seguridad inexistente hoy en la ciudad.

El origen de muchos de los problemas existentes en la ciudad se encuentran ligados a la forma como está organizado y ordenado el territorio municipal a partir de los POT de los años 2000 y 2014 que en el fondo no tienen por objeto mas que introducir cambios en el uso del suelo, con lo cual se han beneficiado grandes propietarios de tierras, urbanizadores y negociantes de propiedad raíz, que contribuyeron a generar una gran distorsión en el crecimiento y desarrollo urbanístico de la ciudad, el transporte, la continuidad en la prestación de los servicios públicos y el medio ambiente, lo cual continua ocurriendo con la complacencia de los gobernantes de turno; circunstancia esta que podrá agravarse en la medida en que comience a implementarse el nuevo modelo de ciudad Distrito Especial jalonado por la economía de los servicios –economía naranja-, que hará de Cali una de las ciudades mas costosas del país, en tanto que sus habitantes se verán avocados a pagar mas impuestos particularmente el predial a partir de la nueva ley que aumenta el impuesto en el índice de precios al consumidor mas 8 puntos, con lo cual la medicina resultó peor que la enfermedad.
Los caleños no pueden seguir eligiendo alcaldes que terminen actuando como gerentes del pool de empresas constructoras y urbanizadoras que en asocio con la Cámara de Comercio constituyen el verdadero poder local, direccionando el desarrollo y el modelo de ciudad basado en los servicios y en la construcción de viviendas, de centros comerciales y de infraestructura vial. Los caleños deben responsabilizarse de su futuro y del destino de Cali. Son ellos los que deben decir si quieren una metrópoli costosa con un empleo precario y transitorio, exclusivamente para turistas y negociantes o una ciudad que esté a tono con el proceso de crecimiento y desarrollo ordenado e integral acorde con las necesidades e intereses generales de sus habitantes y de los nuevos retos que demandan los adelantos tecnológicos del mundo globalizado.
Veeduría Ciudadana por La Democracia y La Convivencia Social
El Control Ciudadano Sobre la Gestión Pública es Condición Indispensable para el Ejercicio de la Democracia y la Convivencia Social