Nicolás Ramos G
Ingeniero Civil , ex gerente de Emcali y ex Presidente de la SMP

Uno de los mayores atractivos de Santiago de Cali es su arborización, tanto por los hermosos colores de su florescencia como por crear microclimas y reciclar el anhídrido carbónico. Los troncos de los árboles envejecidos, que fueron talados, siguen denunciando nuestra indiferencia ante algo hoy fundamental para la supervivencia humana, no solo porque mitigan el clima cada día más cálido, sino porque son esenciales para reciclar el anhídrido carbónico que el crecimiento vehicular aumenta en el aíre de la ciudad, con grave perjuicio para la salud. La recuperación y aumento arbóreo se vuelve cada día más urgente, no solo por el calentamiento global, sino para contribuir a mitigar la contaminación creciente del aíre en la ciudad.
Es fundamental que las autoridades ejerzan y obliguen a recuperar las zonas verdes de ante-jardines y los árboles de las aceras, muchas convertidas en tiendas de comistrajos, o parqueaderos. No podemos olvidar que el bien común prima sobre el interés personal, máxime cuando se violentan las normas.
Igual es esencial, no solo para la ciudad, sino para el país, conservar sus cuencas hidrográficas si queremos conservar el agua durante todo el tiempo. Los bosques son la alcancía del agua que la guarda para los periodos secos, que con el calentamiento global serán cada vez más frecuentes e intensos. Recordemos que en este momento los gobiernos y científicos del mundo estudian acciones para mitigar la emisión de gases de efecto invernadero, antes que la catastrófica situación ambiental originada por el calentamiento del Planeta Tierra y el desborde poblacional sea irreversible.

El problema de la emisión de gases de efecto invernadero es de todos, como lo es disminuir el consumo superfluo y evitar los desperdicios o basura cero, es decir, buscar el mayor reciclaje posible. Actuar al respecto no da espera pues cada día somos más y los recursos cada día menos. En otras palabras, los comensales crecen exponencialmente y el pastel disminuye en igual forma. Cuidar el pastel es una responsabilidad que ningún homo sapiens puede eludir; es su futuro en el Planeta, del cual no hay repuesto.