Por Guillermo E. Ulloa Tenorio
Economista de la Universidad Jesuita College of the Holy Cross en Estados Unidos, diplomado en alta dirección empresarial INALDE y Universidad de la Sabana. Gerente General INVICALI, INDUSTRIA DE LICORES DEL VALLE, Secretario General de la Alcaldía. Ha ocupado posiciones de alta gerencia en el sector privado financiero y comercial.

En la ultima encuesta divulgada por el DANE, de la precipitosa caída de abril, la cual alcanzó -20,17 en el indicador de tasa de crecimiento económico, para el mes de Julio se sitúa en un -9,55, reversando la tendencia y mejorando la perspectiva en el corto plazo. Siguiendo con la grafica metodológica de señal semafórica, la mayoría de sectores aun están en señal roja, y tan solo la agricultura y la actividad inmobiliaria están en verde.
Desafortunadamente el resultado de cuatro meses de confinamiento y estrangulación económica disparan la tasa de desempleo a un preocupante 20,2 %, que comparada al mismo mes del año anterior del 10.7%, es alarmante crecimiento de 9,5 puntos porcentuales. El numero de personas desocupadas pasó de 1,9 a 4,55 millones.
Ante los aterradores registros, la ansiosamente esperada reactivación económica no puede detenerse. El gobierno ha hecho grandes esfuerzos fiscales en otorgar subsidios dirigidos a la población mas vulnerable, especialmente al 50% de empleos informales. Pero llega el momento donde la cobija estatal no puede extenderse y es ineludible impulsar actividades e iniciativas privadas de emprendimiento, generadoras de empleo y tributos fiscales.
El estado, nacional, departamental y municipal, no puede equivocarse en el concepto. No es su función ser empleador y absorber el torrente de desocupación.
Las obras publicas, cacareadas como dinamizador, son cantos de sirena. Las modernas técnicas constructivas son cada vez mas automatizadas, empleando eficientes equipos y tercerizando la fabricación de estructuras de concreto o metálicas. La generación de empleo es temporal, mientras se ejecutan las obras.

La función primordial del estado es generar condiciones para una rápida y ágil creación de oportunidades de empleo estables y duraderas. Debe impulsar el emprendimiento mediante incentivos fiscales y tributarios, reformas a las rígidas e inoficiosas plataformas exigidas para creación de empresas, evoluciones en la legislación laboral, facilitando y agilizando procesos de formalización. No se puede cohibir o limitar la iniciativa individual. Contrariamente hay que fortalecer e incentivar la imaginación emprendedora.
Los casos exitosos de emprendimiento en la época de pandemia son incalculables. Plataformas tecnológicas virtuales, comercio electrónico, domicilios, servicios ambulantes, procesos de limpieza y desinfección son apenas un puñado de iniciativas que las condiciones adversas permitieron. Lo importante es facilitar la incorporación de estas iniciativas como actividad normalizada, creadoras de empleo formal y contribuyentes de tributos fiscales. Contrariamente seguirán floreciendo en la informalidad evadiendo responsabilidad social y económica.
La construcción de vivienda, en un país con mentalidad de propietarios, es un verdadero impulsador económico. La irrigación de recursos impacta una amplia infinidad de sectores, a su vez, multiplicadores de empleo.

El sector salud, exitosamente dedicado a la pandemia, con cientos de miles de intervenciones represadas, crecerá exponencialmente, impulsando la inmensa gama de productos y servicios asociados.
Terminada la temporada de hibernación, salir a disfrutar la riqueza natural del bello país que tenemos, disfrutar de su infinidad cultural y gastronómica impulsará la actividad turística generadora infinita de empleo formal, irrigando recursos indirectos en mantenimiento vial, vehicular y combustibles.
“Después de la tormenta llega la calma”, dice la sabia reflexión.