
Por Ramiro Varela Marmolejo
Ingeniero Civil de Univalle, MBA U. V., Director de Caliescribe, constructor, Ex -Congresista y Ex Concejal de Cali.

El problema de Santiago de Cali es más grande que el que se imaginan el Alcalde, el Concejo, los empresarios, los gremios, las universidades y los ciudadanos. Se ha identificado y concentrado en esta ciudad los mayores males del país, hinchada en más de 250 barrios crecidos en la informalidad (más del 30%), muchos de ellos con altos niveles delincuenciales y en todos los puntos cardinales. Y pocos han trabajado el exceso de maldad de Cali, ignorada por la gran mayoría, para no cortar el chorro económico de las divisas o de la economía subterránea.
Este cronista lleva haciendo 25 años de encuestas a los taxistas sobre la inseguridad y el porcentaje de delincuentes jóvenes en sus barrios, que se ha descrito en estas columnas. Por ello, las marchas han evidenciado y materializado el caos social caleño, los unos en protesta contra el establecimiento, sus políticas de exclusión, pobreza, miseria y olvido; los otros, ahora sí llamando a la unión, a la inclusión en la ciudad, pues TODOS SOMOS CALI. Ambas partes tienen razón, incluyendo la derrota policial al vandalismo y las milicias urbanas.
División socioeconómica histórica, potencializada por el nivel de escolaridad y de ingreso, una ciudad epicentro de las regiones más pobres del país en el Cauca, Nariño, Putumayo, Caquetá, y Chocó, sin olvidar que es sede de migrantes pobres de 41 municipios vallecaucanos, del eje cafetero y hasta de muchos municipios antioqueños. Y con un liderazgo nacional de un poco más de 50 años, epicentro del narcotráfico, ampliado al micro tráfico, donde se dan todos los procesos de cultivo, preparación, procesamiento y comercialización en toneladas de cocaína anualmente, que genera todos los problemas de violencia.

No olvidar que Cali es la ciudad con el mayor número de homicidios por año, el mayor desempleo e informalidad laboral del país, sumado a una educación pésima, etc. Por ello, el gran problema social, político, económico y de los jóvenes en Cali sigue sin solución, aunque todos los diagnósticos y propuestas están sobre la mesa, pero hay una realidad en nuestra urbe que no se puede desconocer. En consecuencia, la protesta social y el paro interpretan el clamor de la mayoría de ciudadanos y de jóvenes que exigen un cambio de las políticas del Estado en medio de la crisis económica, agravada con la pandemia, por lo que queremos aportar ideas y experiencias.
Lo triste, la gran profunda exclusión social marcada por estratos o ingresos, dada en el oriente desde la línea férrea al río Cauca, la ladera de las comunas 1, 2, 18 y 20, y el resto de la ciudad. Es por ello que la filosofía de la marcha del reconocimiento de la problemática obliga a establecer los puentes o vasos comunicantes económicos y sociales entre la Cali 1, la 2 y la 3.