Luz Betty Jiménez De Borrero / Pablo A. Borrero V.
El proyecto de reforma política presentado por el gobierno del presidente Duque para la aprobación del Congreso de la República, está caracterizado por el pragmatismo estrecho y limitado que se expresa en una serie de cambios superficiales y extremos que muy poco cambiaran la vida política del país.
Esta circunstancia hace que la realidad política se reduzca a un conjunto de hechos particularmente relacionados con el sistema electoral, que impide profundizar en los problemas de fondo que hoy compromete la institucionalidad del país como un todo y no como una parte del sistema político que se debate en medio de la inestabilidad y la incertidumbre de los ciudadanos.
En este sentido los partidos políticos y sus líderes se han convertido en simples registradores de unos hechos sin poder influir de manera decisiva en el desarrollo de los acontecimientos para abrir nuevas posibilidades de creación política que permitan unir no solo el pensamiento político con la práctica política sino incorporar a los ciudadanos en la solución de sus problemas. En este caso la política real siempre debe estar ligada a la acción política que se guía por la teoría que a la vez debe servir para concretar los métodos para hacerla realidad.
El pensamiento y la motivación política que inspiran el proyecto de reforma resultan ser a la postre un desarrollo normativo que busca de alguna manera corregir los errores del pasado, tal como sucede con la abolición del voto preferente con base en el cual surgieron las denominadas empresas electorales con todas sus estrategias de mercadeo y publicidad para acceder a los cargos de representación popular a todos los niveles del territorio nacional, modificación esta que no impedirá para que predomine como sucedió en el pasado el poder de designación de la cúpula de los partidos de los candidatos que competirán en la contienda electoral, lo cual le imprimirá a esta práctica un carácter antidemocrático y autoritario.
Un tema prioritario es sin lugar a dudas la financiación de las campañas electorales que de acuerdo con el proyecto de reforma tendrá que ser preponderantemente a cargo del Estado, lo cual por supuesto no evitará la presencia de la corrupción que se ha generalizado desde las propias instancias gubernamentales, a través de la contratación oficial y/o la negociación con los denominados cupos indicativos que manejan los congresistas.
Un aspecto trascendental que merece ser destacado como un gran logro democrático dentro de la reforma es el que tiene que ver con la posibilidad que tendrá la mujer de participar en las campañas electorales, sobre la base de que los partidos estarán obligados a conformar listas paritarias de hombres y mujeres que deben ser alternadas para evitar que esta medida se convierta en una simple formalidad.
De esta forma se avocará el debate electoral en el seno de las organizaciones políticas y sociales, en momentos en que la democracia liberal y sus instituciones atraviesan por una crisis de legitimidad que en cierta medida hace parte de la crisis que afrontan las clases dirigentes, que no podrá resolverse con simples reformas, cuyo carácter estable o variable depende en fin de cuentas de las circunstancias políticas y sociales del régimen preferentemente de clase encargados de dirigir los asuntos de la sociedad y del Estado.
Veeduría Ciudadana por La Democracia y La Convivencia Social
El Control Ciudadano Sobre la Gestión Pública es Condición Indispensable para el Ejercicio de la Democracia y la Convivencia Social