El poder de los monopolios. Parte 2

Por Luz Betty Jime… |
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Luz Betty Jiménez De Borrero / Pablo A. Borrero V.


Tal como se indicó en la primera parte de este trabajo, la dominación de los monopolios se encuentra estrechamente ligada a la concentración de la producción y del capital elevados al máximo de su desarrollo, conjuntamente con la fusión del capital bancario con el capital industrial, que le sirve de base al surgimiento del capital financiero y de la oligarquía financiera; a la exportación de capital y a la formación de nuevas uniones monopolistas que se reparten los mercados de venta y de materias primas, lo cual viene sucediendo con el apoyo de los Estados capitalistas de las potencias económicas de los países más desarrollados.

No obstante, en aquellos países de América Latina, Asia y Africa, catalogados como subdesarrollados o con un desarrollo medio, la dominación de los monopolios transcurre en medio del atraso económico, de la propia deformación del desarrollo capitalista y de la dependencia de dichos países del capital transnacional aliado con el capital nacional, generándose con ello un crecimiento y desarrollo deficiente y no equivalente en cuanto al intercambio comercial que se refleja en los altos índices de pobreza y desigualdad social.

El poder de los monopolios capitalistas
El poder de los monopolios capitalistas

En el caso particular de Colombia, el proceso de monopolización se manifiesta con la producción de bienes de uso y consumo y de servicios relacionados con las áreas crediticias y financieras provenientes del capital extranjero, a partir del cual se han creado una serie de empresas que controlan los sectores fundamentales de la economía nacional, en donde predominan los diferentes grupos económicos y financieros que compiten entre sí en el mercado interno y obtienen grandes utilidades acentuándose aún más su poder económico y político.

Conjuntamente con los monopolios transnacionales existen una serie de empresas mixtas e incluso algunas de carácter nacional a través de las cuales se camufla la inversión extranjera. Buena parte del capital financiero que se vincula al país no tiene como objetivo crear nuevas fuentes de producción ligadas con el desarrollo industrial sino de asociarse con el capital estatal, incrementándose de esta manera la dependencia de nuestra economía del poder de los monopolios interesados en la exportación de capital.

Por otra parte, es necesario señalar que la dependencia de nuestra economía de los monopolios transnacionales no ha impedido que en el país se formen grandes monopolios nacionales de cuya unión con el Estado ha surgido una nueva variedad denominada capitalismo monopolista de Estado el cual juega en la actualidad un papel fundamental en la reproducción del capital monopolista nacional y transnacional.

Ahora bien, el hecho real es que independientemente de los modelos económicos y políticos impuestos por los monopolios, mediante los cuales se privilegia la intervención estatal o la primacía del mercado, el gran capital monopolista siempre se coloca por encima del Estado a través del cual se introducen algunos cambios que en última instancia favorecen a dichos monopolios que compiten entre sí al tiempo que asumen una posición dominante en el mercado que trae a su vez la ruina de pequeños y medianos capitalistas, agravándose con ello no solo las contradicciones entre el capital y el trabajo sino entre la oferta y la demanda de bienes y servicios particularmente en la etapa de crisis y recesión económica.
Aunque en varias oportunidades la superintendencia de Industria y Comercio ha sancionado a varios de los monopolios que operan en el país, la fuerte alianza del capital financiero con el Estado capitalista colombiano hace nugatorio el ejercicio de las acciones administrativas frente a las empresas que integran los grandes Monopolios y con respecto a la protección del derecho a la libre competencia que es objeto del abuso de la posición dominante en el mercado conforme a lo establecido en el Art. 333 de la Const. Pol. 

En Colombia los denominados grupos económicos empresariales también conocidos como grupos  financieros (Santo Domingo, Sarmiento Angulo, Ardila Lulle, entre otros), tienden a fusionarse con el fin de ampliar su dominación económica y política mediante la realización de diversas alianzas estratégicas y con la participación del capital extranjero logrando de esta forma un control efectivo de gran parte de la riqueza social que se produce con el trabajo de miles de trabajadores y empleados que laboran en el sector privado y público del país; mientras tanto más de la mitad de la población colombiana padece los rigores de la pobreza y de la desigualdad social en un país que en pleno siglo XXl continúa siendo excluyente y dependiente de la economía de otros países bajo la dominación y el control de los grandes monopolios transnacionales.

El declive del modelo económico existente en Colombia en donde imperan los grandes monopolios nacionales y extranjeros, al igual que la postración de su clase dirigente, deben llevar al pueblo colombiano a una profunda reflexión y en especial a los sectores democráticos y progresistas a liderar un cambio del actual modelo económico hoy bajo el dominio de los monopolios, por otro que permita avanzar por los caminos del progreso, el bienestar general y de la transformación social a partir de la construcción de una sociedad más justa, equitativa e igualitaria con la cual han soñado los colombianos de todos los tiempos.


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