La entrada de Jesus a Jerusalen

Por Héctor de los Ríos |
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Vida Nueva

Domingo De Ramos

Lecturas:

San Mateo 21, 1-11: Bendito el que viene en nombre del Señor.

Isaías 50, 4-7: No me tapé el rostro ante los ultrajes, sabiendo que no quedaría defraudado.

Filipenses 2, 6-11: Se rebajó: por eso Dios lo levantó sobre todo.

San Mateo 26,14-27,66: Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según San Mateo

Comentario:

Comienza la Semana Santa con gloria y dolor. Damos inicio hoy a la «Semana Santa» o «Semana Grande», que es mitad Cuaresma (hasta la Eucaristía del Jueves) y mitad Triduo Pascual (desde esa Eucaristía hasta la Vigilia Pascual y luego todo el domingo).

La empezamos con este domingo que, como su nombre compuesto refleja -«domingo de Ramos en la Pasión»-, tiene dos dimensiones muy distintas: las alabanzas que la multitud dedicó a Jesús en su entrada a Jerusalén, con palmas y Hosannas, y luego la Eucaristía, más adusta, con las tres lecturas apuntando al drama de la cruz, sobre todo la de la Pasión.

Por eso, la Eucaristía de este domingo tiene dos elementos característicos: la entrada procesional y el evangelio de la Pasión.

Bendito el que viene en nombre del Señor. La lectura evangélica antes de la procesión nos cuenta lo que sucedió aquel día, cuando, sabiendo que había llegado su hora, Jesús decide entrar en Jerusalén. Montado en un borrico, entra en la ciudad acompañado de las aclamaciones de los discípulos: «viva (¡hosanna!) el Hijo de David... bendito el que viene en nombre del Señor». No me tapé el rostro ante los ultrajes, sabiendo que no quedaría defraudado.

Hoy se afirma del Siervo del Señor que tiene «una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento». Pero también se dice que antes, «cada mañana, me espabila el oído para que escuche como los iniciados». El escucha para luego poder comunicar las palabras de Dios.

«Se rebajó: por eso Dios lo levantó sobre todo». En su carta a los cristianos de Filipos, Pablo incluye un himno cristológico que es un resumen poético y teológico de la Pascua de Cristo. No es de extrañar que en la celebración de las Vísperas de cada sábado recitemos  este himno, que resume el misterio pascual de Cristo con su muerte (viernes), su estancia en la sepultura (sábado) y la resurrección en la madrugada del domingo.

El impresionante relato de la Pasión nos pone ante la gran lección de generosidad que Cristo nos dio al entregarse como reconciliación entre Dios y la humanidad. Aunque lo escuchemos cada año -y por duplicado, porque también se proclama el Viernes- nunca deja de impresionarnos.

Para meditar durante la semana:

1. ¿Qué clase de fe tengo? (fuerte, débil, entusiasta, variable, etc).

2. ¿Qué haré esta semana santa para intensificar mi vida cristiana?

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