Preparemos la venida del Señor con la Conversion

Por Héctor de los Ríos |
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P. Héctor De los Ríos L.
 

VIDA NUEVA

Todo el ambiente que vivimos en la ciudad nos está hablando de la Navidad. La preparación de Navidad que se hace en la ciudad, incluso en nuestras familias no ayuda a preparar la «Navidad cristiana» que nosotros hemos de vivir. - En el Adviento, camino de preparación, se nos van ofreciendo unas «metas a nuestra esperanza navideña»:

El primer domingo se nos afirmaba: «¡el Señor vendrá!».

El segundo domingo nos invitaba: «¡preparemos el camino para recibirlo!».

En este tercer domingo se nos dice: «¡estén alegres porque el Señor está cerca!».

La proximidad del Señor trae alegría porque es portador de la paz. Nos preparamos a la celebración pidiendo perdón por todos nuestros pecados:

LECTURAS:

Sofonías 3, 14-18a: «Regocíjate, hija de Sión»

Salmo: Isaías 12, 2-6: «Griten jubilosos: ¡qué grande es en medio de ti el Santo de Israel!»

Filipenses 4, 4-7: «El Señor está cerca»

San Lucas 3, 10-18: «¿Qué debemos hacer»

¿QUÉ NOS DICE la PALABRA?

Atiende a tu interior. Pregúntate «y yo, ¿qué debo hacer?», ¿qué se mueve en mí, que intuyo que soy llamado/a a hacer? ¿Hasta qué punto estoy disponible para recibir una respuesta y ponerla en práctica?

«¿Qué debemos hacer?»

Subrayemos que el texto evangélico repite varias veces la pregunta: «¿Qué debemos e hacer?». Y Juan Bautista da respuestas adecuadas a cada situación. No contesta invitando a abandonar las tareas propias, sino indicando el modo de llevarlas a cabo como corresponde a personas realmente convertidas. - La pregunta «qué debemos de hacer» indica que la conversión cristiana no implica únicamente una forma de pensar, sino también una forma de vivir. La respuesta de Juan no es, en ningún momento, una invitación a dejar la situación en que cada uno se encuentra, sino a vivirla sin pecado. Ninguna invitación, pues, a quedarse en el desierto, sino a continuar en plena historia con un espíritu de espera para cuando el Señor vuelva. ¿Hay ocupaciones que cristianos no deben ejercer? Es difícil ver como un cristiano podría, de buena conciencia, involucrarse en la venta de drogas o prostitución. Yo, de buena conciencia, no podría sembrar o vender tabaco, ni podría promover el juego o la pornografía. Otros cristianos tendrán su propia lista de ocupaciones proscritas. La respuesta de Juan para los publícanos y los soldados, sin embargo, sugiere que podemos actuar como agentes de transformación donde estamos. Si el ambiente en el trabajo es tal que no podemos tratar honesta y justamente con la gente, quizá deberíamos buscar un nuevo empleo.

Una lección sobre las respuestas varias a las enseñanzas de Dios aparece en la respuesta de Herodes a la crítica de Juan en versículos 19-20: mientras la gente pregunta qué es lo que deben hacer para honrar a Dios, Herodes busca quitar al profeta del medio. Siempre nos encontramos con una decisión cuando se nos revela la voluntad de Dios. Podemos cumplir lo que Dios desea, o podemos rechazarlo e intentar quitar el mensaje (o al mensajero) del medio. En la misma línea, el mensaje de San Pablo a los Filipenses es una respuesta a esta misma pregunta: se trata de una exhortación a vivir en la alegría, por la presencia del Señor, a vivir en la paz y en la seguridad de Dios, a dar testimonio de ello en la vida y a orar con confianza.

«Ven, Señor Jesús»

«El pueblo estaba expectante».  Los primeros cristianos esperaban con ansia la segunda venida del Señor: El Espíritu y la Esposa dicen: «¡Ven! Y aquel que escuche repita: ¡Ven!».  ¿Atiendo yo a la venida del Señor o estoy del todo inmerso en la vida material, y por tanto, atraído desordenadamente por todo lo que pasa? En la tradición cristiana Juan Bautista es el mensajero que prepara al pueblo a la primera venida del Señor Jesús, el Mesías. La Iglesia ha recibido la misma misión de preparar el camino del Señor que viene: «¡Sí, vendré pronto». Parte integrante del mensaje evangélico de Lucas es la necesidad de la conversión; «metanoia», o sea, el cambiar la propia mentalidad por el modo de pensar y obrar de Dios. Muchas veces encontramos en el Evangelio de Lucas escenas en la que la misericordia de Dios se manifiesta en Jesucristo para los pobres y los humildes de corazón. Estas escenas contrastan con el tratamiento severo reservado a los ricos y orgullosos que tienen el corazón duro y cerrado para Dios y para el prójimo necesitado.

¿A QUÉ NOS COMPROMETE la PALABRA?

¿Qué dimensión de mi vida puedo cambiar, qué puedo convertir para que la Palabra se encarne en consecuencias reales? ¿Qué dificultades encuentro para ello que podría trabajarme? Parte de algo en lo que te hayas sentido especialmente movido/a por el texto. Sería bueno comprometerse en un «hacer» que esté a mi alcance real, se puede empezar por un pequeño paso...

Preguntas concretas

Este es el texto del adviento de las preguntas concretas y de las respuestas ajustadas: - «¿Qué hemos de hacer?»:

Cada cual eche una ojeada a su situación, a su trabajo, a su entorno personal, a sus prójimos - próximos..... Miremos si nuestro prójimo se alegra de nuestra cercanía. Tanto en el plano social, como en el fiscal o como en el policial, la regla de oro consiste en un no al atropello, a la mentira, a la violencia....; un sí al Señor que se insinúa en el prójimo y un sí a la alegría de vivirle cercano, en el otro, entre nosotros. - Digamos sí a la «comunión» con los hermanos que nos convierte en seres felices. Digamos sí a la «Buena Noticia» que se nos acerca en los hermanos. Abramos nuestra existencia a la expectativa, a las preguntas, para vivir centrados en el futuro, en lo que nos aportan las esperanzas... Para Juan la persona se realiza cuando rechaza replegarse sobre sí misma y se abre al otro y a los otros. - Desde el fondo del misterio de nuestra existencia «viene el fuerte», «él los bautizará con Espíritu Santo y fuego». Disponemos nuestras vidas para aceptar, para vivir y gozar de ese extraordinario don que Dios nos hace: renacer a la alegría, al gozo de compartir, a la Buena Noticia. Viene encarnando en ti y en mí una nueva vida.

La salvación no está reservada para algunos elegidos, sino que se ofrece a todos, incluso a los que son considerados por nosotros «indigno» de la salvación de Dios. En el tiempo de Jesús en la categoría de «indignos» se incluían los publicanos y paganos. Hoy, ¿quiénes son esas personas que tantas veces vienen consideradas «indignas» de la salvación? - El tema de la salvación está estrechamente unido a la venida del Reino de Dios, que tiene una implicación social de justicia: «He aquí que yo hago nuevas todas las cosas» (Ap. 21,5).

LE INVITAMOS A SEGUIR LA NOVENA DE NAVIDAD POR TODELAR- RADIO CALIMA 9.40 a m. del 16 al 24 de diciembre a las 6.30 pm. “CRISTO ES NUESTRA ESPERANZA” . PRESENTA COMUNICACIONES DE LA ARQUIDIOCESIS DE CALI CON LA COORDINACION DEL PADRE HECTOR DE LOS RIOS Y LA PARTICIPACION DE MONS. LUIS FERNADO RODRIGUEZ, OBISPO AUXILIAR Y OTROS SACERDOTES Y LAICOS DE LA ARQUIDIOCESIS .

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