Tenemos un Dios que perdona

Por Héctor de los Ríos |
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P. Héctor De los Ríos L.

Vida nueva

24° Domingo del tiempo ordinario

Lecturas:

Eclesiástico 27,30 - 28, 7: «Perdona la ofensa de tu prójimo y se te perdonarán los pecados cuando lo pidas »

Salmo 103 (102): «El Señor es compasivo y misericordioso»

Romanos 14,7-9: «En la vida y en la muerte somos del Señor ».

San Mateo 18,21.35: «No te digo que le perdones hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete».

Comentario:

El tema central de la liturgia de hoy es la misericordia y el perdón. Primeramente leemos la sabiduría del Antiguo Testamento, que reprueba la venganza y el rencor, y aprueba el perdón de las ofensas. Y hay buenas razones para esto: el perdón purifica nuestros pecados; nos concede el perdón de Dios.

¿Qué está diciendo S. Pablo en este corto texto? Tengan siempre a Dios en la mente; él es el único que puede juzgarlos, y está pronto a perdonar. Por lo tanto, no juzguen a los demás, y aprendan a perdonarlos.

En este Evangelio las palabras de Jesús a Pedro y la parábola que sigue, resume el pensamiento del Señor sobre el perdón mutuo. Más aún, nos muestra el perdón como esencial a la misericordia. Dios es misericordioso porque perdona, completa e indefinidamente, y así debemos hacer lo mismo con nuestros hermanos y hermanas.

El mayordomo del rey de la parábola es reprobado por su actitud sin misericordia; el rey le retira su perdón y lo trata como él mismo había tratado a su compañero.

En consecuencia, Dios se relaciona con nosotros como nosotros nos relacionamos con nuestro prójimo; nuestra relación con Dios pasa a través de nuestra relación con nuestros hermanos y hermanas. Jesús insiste en esto una y otra vez. En el sermón de la montaña, por ejemplo: «No juzguen, y no serán juzgados. No condenen y no serán condenados. La medida con que midan a los demás será usada para medirlos a ustedes...

Sean misericordiosos como su Padre en el cielo es misericordioso».

Perdonar es una decisión; es eliminar la venganza; es tratar de olvidar; es reintegrar al otro en nuestra oración, nuestra ayuda, en nuestra comunión.

En este Evangelio las palabras de Jesús a Pedro y la parábola que sigue, resume el pensamiento del Señor sobre el perdón mutuo entre los discípulos.. Más aún, nos muestra el perdón como esencial a la misericordia.

¡Tenemos un Dios que perdona! El sacramento de la Reconciliación deberíamos considerarlo como el sacramento gozoso en que nuestra humilde confesión se encuentra con el perdón paterno de Dios, como en la parábola del hijo pródigo.

Algunas preguntas para pensar durante la semana

1. ¿Perdono habitualmente?

2. ¿Mantengo rencores en este momento? ¿A quién necesito perdonar?

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