La Luz de la Vida

Por Héctor de los Ríos |
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P. Héctor De los Rios L.
 

VIDA NUEVA

Evangelio: san Juan 9, 1-41: «Creo, Señor...»

Seguimos viviendo la Cuaresma como preparación e inicio de la Pascua. En la oración colecta pedimos a Dios: «haz que el pueblo cristiano se apresure, con fe viva y entrega generosa, a celebrar las próximas fiestas pascuales». Y lo hacemos en una clave, sobre todo estos últimos Domingos, de iniciación de catecúmenos que se preparan al Bautismo.

Si el tema litúrgico del Domingo pasado fue la gracia salvadora de Jesús como agua viva, hoy cuarto Domingo de Cuaresma, El se revela como la luz auténtica que ilumina a la humanidad, que disipa las tinieblas del error y del mal.

Catequesis bautismal

Estamos ante una teología del bautismo, sacramento inicial. Obra de Jesús en el fiel. Lo conduce de la incredulidad (la tiniebla) a la fe (la luz). Le participa de su ser. Lo hace hijo de Dios, templo del Espíritu. Establece con él un pacto de alianza, con deberes y obligaciones mutuas. Acción de Jesús que acompaña al bautizado toda la vida. A partir de él Jesús, el Señor, está presente en la experiencia del cristiano, como testigo, que debe aceptar el reto de la confrontación con el mundo. Se pertenece a Jesús y se desarraiga del mundo anterior y contrario a Jesús (expulsar de la sinagoga). Conduce finalmente al reconocimiento y aceptación de Jesús como Señor, en un acto de fe simple pero comprometido. - Se dan los pasos tradicionales de la metodología pastoral: Ver, juzgar, actuar. Observar que esos pasos da Jesús: Ve al ciego (es Jesús el que repara en el ciego). Juzga: para que se manifiesten las obras de Dios en él... Y actúa: lo hace vidente y creyente.

El drama de la fe - testimonio

El bautizado lanzado al mundo: no puede esconderse, pasar inadvertido. Debe mostrar al mundo la gracia recibida. Se hace testigo de alguien y de algo. Sacado de su oscuridad, de su insignificancia, a la luz pública. - El mundo lo interroga: qué te pasó... quién te curó... qué te hizo... dónde está... quién es... qué piensas de él... el «mundo» tiene derecho a interrogar al bautizado y éste está obligado a confesar su fe hasta llegar al punto final: el SEÑOR. Somos protagonistas del drama de la fe ante la incredulidad del mundo.

¿Qué es evangelizar? Transformar al hombre y su mundo... Aquí Jesús evangeliza y nos enseña a hacerlo. De un no vidente hace un vidente; de un no creyente hace un testigo de la fe. Nos envía a hacer lo mismo frente a un mundo ciego y no creyente, después de haber vivido la misma experiencia: paso de la no-fe a la fe.

La soledad-oscuridad de la fe:

Jesús lo deja aparentemente solo en ese conflicto. De seguro el ciego quería encontrar a Jesús. Decir ante los que lo interrogaban: fue él. Pero se debate en soledad ante los contradictores de Jesús. ¿Qué se hizo el que hizo barro, me lo untó, me mandó a lavarme? Y ahora, cuando veo el mundo, a él no lo veo: así nos envía Jesús al mundo una vez bautizados.

¿A QUÉ NOS COMPROMETE la PALABRA?

Hemos de apropiarnos el texto. Somos protagonistas hoy de lo acontecido: somos bautizados. Enviados al mundo, nuestro mundo cualquiera sea, para ser allí testigos del Señor. ¿Hemos vivido el drama de la fe? ¿Qué tan testigos somos del Señor? ¿Nuestra fe ha crecido?

En silencio interior, profundo, dejémonos tocar por la gracia bautismal: el Padre Dios que nos ha hecho hijos suyos, el Señor Jesús que nos ha incorporado a su misterio y nos ha revestido de sí mismo, el Espíritu que nos hace templos de su habitación. Disfrutar con alegría esta gracia...

¿En qué me comprometo hoy, como bautizado y testigo del Señor en el mundo? Debo tomar una decisión personal, en secreto o comunicada, para decidirme a caminar en la luz.

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