Por Benjamín Barney Caldas
Son un problema típicamente urbano; y como el mundo se está urbanizando aceleradamente, se han vuelto ahora un problema global. Y vital. Antes, sobre todo en el campo, en donde vivía la mayoría de la gente, se aprovechaban, degradan, quemaban o enterraban, o se las lleva el viento o el agua. Pero no contaminaban pues en general había muy pocas y escasamente toxicas. Las grandes ciudades actuales en cambio tienen problemas graves con las basuras y la contaminación que generan.
Por eso hay que impulsar su selección en sus sitios de origen para su aprovechamiento industrial posterior y la correcta disposición de los residuos sólidos en los botaderos a cielo abierto pues, como dice Juan Marchant, el problema no es su ubicación si no su mal manejo. Por eso, en lugar de reconsiderar el funcionamiento de las galerías satélites de la ciudad en algunos parques, porque están siendo deteriorados por sus basuras, como algunos lo han pedido, lo que hay que hacer aquí es educar y ayudar a sus usuarios y compradores en la explotación comercial de sus propias basuras.
Con muchos de los desperdicios orgánicos, especialmente en las casas y conjuntos de vivienda, se puede hacer compost, y de hecho muchos lo hacen ya. Pero el Municipio debería promover las huertas urbanas de hortalizas, plantas medicinales y ornamentales, abonadas con humus producido por lombrices o composteras. Incluso existe en Cali una fundación, Pro-orgánica, que asesora a los interesados en procesar todo lo biodegradable que sale de la cocina. Si los residuos orgánicos son pocos sólo se necesita una caja, que debe ser de un metro de alto con una base entre medio y un metro de lado.
Como la basura se descompone en unos tres meses, la caja debe tener en el fondo una tapa para ir sacando el compost. Los residuos hay que mezclarlos con pasto cortado y hojas para que haya aireación, y hay que voltearlos de vez en cuando. La mezcla se debe tapar con aserrín o tierra para que no huelan y evitar los mosquitos. También se pueden utilizar materas grandes en las que, una vez llenas y terminado el proceso, se pueden sembrar matas ornamentales; o vender el compost por intermedio de un vivero.
Y no debemos olvidar que ya es posible producir económicamente petróleo a partir de cualquier clase de basuras a excepción de los residuos radioactivos, como se informó en esta columna hace seis años. Aunque el procedimiento se conocía desde hace casi tres décadas, aun no era viable pues consumía más energía de la que producía. Pero ya hay varias plantas en el mundo produciendo combustibles a partir de las basuras.
Esto por supuesto se debería de tener también en cuenta en la escogencia del sitio para el nuevo basuro de Cali, el que habría que pensar no como una montaña de desperdicios altamente contaminantes sino como un depósito de insumos que hay que encontrar como descontaminar y reciclar, pues llegará el día en que las basuras se compren, como ya lo hizo con éxito Jaime Lerner en Curitiba hace más de treinta años. Hay que volverlas un negocio y pero sobre todo una inversión para la sostenibilidad de la vida del hombre en la Tierra en un futuro que, como lo dijo Einstein, ahora llega muy rápido.
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