Por Emilio Escobar Gutiérrez
En una reciente gira vacacional por Ecuador y Perú, tuve la oportunidad de conocer, disfrutar y analizar varias ciudades y, entre ellas, la encantadora Santiago de Guayaquil, la mayor y más poblada de las urbes ecuatorianas. Documento Grafico Anexo
Al decir de sus pobladores, Guayaquil es hoy día la resultante de un juicioso proceso de mejoramiento y buen gobierno local. Como ciudad costera latinoamericana, hace poco más de once años era la típica población grande desordenada, con lugares públicos casi ruinosos y barrios históricos en lamentable estado. Sin embargo, la tesonera labor del ex – candidato a la Presidencia de la República y ex – gobernador de la Provincia de Guayas, licenciado JAIME JOSÉ NEBOT SAADI, nacido allí el 22 de octubre de 1946, ha rendido los frutos esperados y esta importantísima ciudad es hoy un ejemplo de civismo, donde se nota el profundo respeto de sus pobladores por los bienes públicos y en quienes, además, su bienestar ha acrecentado su amabilidad con propios y visitantes.
El licenciado Nabot es el ejemplo palpable del gobernante cumplidor de sus obligaciones y es por ello que, desde que logró su primer nombramiento como Alcalde de Guayaquil el 10 de agosto del año 2000, ha sido premiado por los electores en dos oportunidades y, en la actualidad, se encuentra desempeñando su tercer período en la administración municipal.
Qué la hace tan especial
Da gusto caminar por sus calles de tráfico ordenado dotadas de un excelente amoblamiento urbano y observar la satisfacción que se nota entre sus habitantes quienes, indefectiblemente cuando les preguntan por su gobierno, se deshacen en elogios y cariñosas frases de agradecimiento para su alcalde. En esos momentos pudimos sentir envidia “de la buena”, al tiempo que nos lamentábamos por la pésima suerte que hemos tenido los caleños con los últimos burgomaestres que, en mala hora, hemos elegido en lamentables procesos “democráticos”.
En la Guayaquil actual se respetan las normas urbanas: no hay vendedores ambulantes en zonas prohibidas; los bienes públicos y de infraestructura son conservados en excelente estado; los edificios históricos públicos y privados se encuentran en impecables condiciones; existen baños públicos con acceso directo desde la calle; se siente seguridad en sus calles aún en horas nocturnas…..
La población actual de Guayaquil sobrepasa ya los 3’500.000 habitantes lo cual la sitúa en el nivel de ciudades mayores y, sin embargo, su buen gobierno y la conciencia cívica de sus pobladores, ha logrado el milagro de erradicar los males típicos de nuestras ciudades que crecen en forma desmedida y desordenada.
Ejemplos como este debieran enseñarnos que, por encima de fines politiqueros y desmesuradas ansias de poder de quienes aspiran a altos cargos de gobierno, debemos escoger a quienes muestran hojas de vida cargadas de méritos y limpia trayectoria que nos puedan garantizar oportunidades de buena vida en nuestras ciudades.