Por Luz Betty Jimenez De Borrero / Pablo A. Borrero V.
Todo parece indicar que probablemente los partidarios del SI y los del NO que ganaron la justa plebiscitaria lograron acordar una especie de “pacto colectivo” luego de conciliar algunas de sus diferencias, en lo que algunos sectores de opinión califican como satisfactoria para cada una de las partes, en tanto que el jefe superior de las FARC-EP Rodrigo Londoño (Timochenko) considera que “hasta bueno ha sido que ganara el NO, pues eso ha permitido aclarar muchas dudas y comprometer a los abstencionistas”.
De esta manera se descarta -según se dice- la confrontación entre el gobierno y la mayoría de los sectores políticos que ganaron el plebiscito y que ahora podrán ejecutar posiblemente el acuerdo final acorde con sus intereses económicos, políticos y sociales.
En estas circunstancias se podrá introducir adiciones y aclaraciones al texto de los acuerdos además de los compromisos para la aprobación de su reglamentación en el Congreso de la republica en donde las fuerzas políticas del establecimiento actuaran como coparticipes de su resultado final. Dicho acuerdo terminará fortaleciendo la denominada partidocracia que hoy caracteriza al régimen político y permite el paso del aparente y presunto pluripartidismo constitucional representado por las fuerzas de la Unidad nacional del presidente Santos, el Centro Democrático y otros sectores, al monopartidismo mediante el cual se centraliza aun más el poder político en cabeza del partido de gobierno que domina a todos los demás y con el cual la elite gobernante ejerce la dirección y el gobierno del Estado, quedando claro que en tratándose del futuro inmediato del proceso de paz y de su implementación, se adelantará bajo la dirección, administración, control y vigilancia del gobierno de turno quien pretenderá mantener su influencia más allá de su mandato presidencial que concluye en el 2018.
Mientras tanto las FARC-EP que jugaron un papel fundamental para el logro de la Paz, no podrán insistir en mantener algunas de sus conquistas y reivindicaciones, teniéndose que conformar con algunos cambios calificados como ajustes al acuerdo final, con lo cual aparecerá que todas las partes intervinientes cedieron en sus pretensiones para “bien del país y de las víctimas del conflicto armado”.
Ahora bien, valdría la pena preguntarse cuál será el papel que juegue el conjunto de la población colombiana que vive en la ciudad y en el campo y anhela la Paz como preámbulo del cambio social, pero que no saben de qué manera se beneficiaran con su afincamiento. Así mismo si dicho proceso tendrá un carácter estable y duradero y a partir del mismo se podrá construir una nueva sociedad mas justa y equitativa en donde no cundan la pobreza, el desempleo y la falta de oportunidades y no se explote el trabajo de miles de hombres, mujeres, niños, ancianos y demás sectores populares y medios de la población que además son discriminados y excluidos de la vida política y social.
Al mismo tiempo resulta cada vez mas evidente la necesidad de materializar en acciones sociales y políticas las inmensas potencialidades del pueblo colombiano con miras a generar un gran cambio social en donde fructifiquen la esperanza y el futuro de las nuevas generaciones que pueda garantizarse en contra del resurgimiento de una nueva forma de violencia que haga imposible aquello de que por “fin cesó la horrible noche” de que habla el himno nacional, con la cual terminó su alocución el presidente Santos en Cartagena.
Veeduria Ciudadana por la Democracia y la Convivencia Social
*El Control Ciudadano Sobre la Gestión Pública es Condición Indispensable para el Ejercicio de la Democracia y la Convivencia Social