Por Carlos José Holguín
Aleppo y Mosul, ciudades conocidas recientemente solo por las terribles imágenes del drama humanitario de destrucción, masacres indiscriminadas y violación de todos los derechos humanos. Escenario del eterno enfrentamiento entre dos verdades opuestas y aparentemente irreconciliables la occidental y la del medio oriente.
Esa disyuntiva, entre lo que para nosotros los occidentales es el mundo libre, o el que para ellos el medio oriente es el mundo confesional de una única fe
A lo largo de la historia el enfrentamiento entre occidente y oriente ha estado basada en esa disyuntiva, entre lo que para nosotros los occidentales es el mundo libre, o el que para ellos el medio oriente es el mundo confesional de una única fe, la cual para algunos hay que defenderla incluso con la vida misma, pues eso fue lo que aprendieron desde la época de las cruzadas en donde se les quiso imponer una única verdad religiosa.
Varios siglos después en el mundo civilizado de hoy con fuertes instituciones internacionales defensoras y garantes de la paz mundial y del imperio de los derechos humanos, esta pareciera ser la lógica que sigue imperando, agravada a partir de la guerra del Golfo, llamada operación Tormenta del Desierto de 1.990, la “Madre de todas las Batallas” como lo dijera Sadam Husein. Liderada como siempre por los Estados Unidos y rematada con la llamada Guerra contra el Terror con la invasión de Irak de 2003. Todo ello en nombre de la libertad, con la finalidad de acabar con las terribles amenazas que representaban esos países, esa religión musulmana llena de terroristas. Pero el resultado pasados 27 años es desalentador y ha llevado a buena parte del mundo musulmán a generar terribles resentimientos, vivir una de las peores crisis humanitarias con repercusiones en Europa, y lo más grave, todo indica que tiende a agravarse.
A todo esto la respuesta de los Estados Unidos siempre la misma, organizar una coalición internacional de guerra, para recuperar Mosul capital del Estado Islámico
La política exterior de los Estados Unidos, que no por ser los líderes de esta nueva cruzada, son los únicos culpables, ha sido como en muchos otros casos (recordemos el tema del narcotráfico) un fracaso total. Pretendían con estas intervenciones, por lo menos es la versión oficial, acabar con el terrorismo de Al Queda, culpable del atentado terrorista más sangriento y demencial de la historia y terminaron creado un Estado Islámico, con presencia territorial fija, organización jurídica, política y administrativa, grandes cantidades de dinero que se calcula en ingresos de más de dos millones de dólares diarios provenientes del contrabando de petróleo y con un Califa (suprema autoridad política y religiosa) Abu Bark Al-Baghdadi que no es cualquier loco fundamentalista que vive en una cueva, sino un eminente doctor de la Universidad de Bagdad con una enorme legitimidad popular.
A todo esto la respuesta de los Estados Unidos siempre la misma, organizar una coalición internacional de guerra, para recuperar Mosul capital del Estado Islámico, alentado guerrillas locales y atizando el fuego de odios y rivalidades ancestrales. El resultado, siempre el mismo, más destrucción, resentimientos, masacres y ataques indiscriminados, escuelas voladas en plenas horas de clase, 232 personas masacradas en un solo día. El culpable? Versión oficial, las salvajes milicias Chiies. Cuando las cosas salen mal hay que lavarse las manos.