Por Carlos Jose Holguin
En la zona de ladera de Cali donde vive el 30% de la población hay 88 hectáreas en riesgo de deslizamiento
Es un incomprensible contrasentido que raya con la fatalidad lo que viene sucediendo en Cali con la priorización del riesgo invernal y por tanto las acciones que de allí se desprenden, pues la atención, recursos, acciones y demás se han centrado en el riesgo del rompimiento del Jarillon del rio Cauca, mientras los damnificados y los muertos están en otra parte.
Según estudios de Planeación Municipal que sirvieron del soporte el recién aprobado POT, en la zona de ladera de Cali donde vive el 30% de la población hay 88 hectáreas en riesgo de deslizamiento, bastó con que solo unos cuantos metros cúbicos se deslizaran la semana pasada para matar una familia entera del barrio Siloe. El mismo estudio dice que en las últimas décadas se han presentado 46 muertos, 1.815 personas afectadas y la pendejadita de 164 viviendas afectadas, toda una hecatombe, y eso que son solo las cifras oficiales.
No obstante lo anterior desde la emergencia invernal del año 2.010 por alguna extraña razón que nunca he podido entender, toda la atención sobre la emergencia invernal, con los más apocalípticos vaticinios sobre una gran inundación con más de un millón de damnificados, se ha puesto y de manera exclusiva en el Jarillon del rio Cauca.
En la ladera no hay un solo peso para atender el problema que sí requiere urgentemente la reubicación de cientos de familias, la reconstrucción del alcantarillado
Más $1.8 billones de pesos se están invirtiendo en resolver el tema, misiones extranjeras han venido a estudiar el fenómeno y reafirmar los apocalípticos presagios al mismo tiempo que ofrecen sus generosas financiaciones. Constructores de vivienda de interés social incluidas Cajas de Compensación Familiar han puesto sus diligentes esfuerzos en la construcción de viviendas para las urgentes reubicaciones. Contratistas de todos los pelambres están atentos y ansiosos. Fuertes presiones de algunos medios de comunicación para que se hagan los desalojos. Pero resulta que allá no ha habido un solo muerto, las inundaciones que se han presentado en los barrios o invasiones que están entre el Jarillon y el rio no han tumbado una sola casa, y fuera de unos cuantos damnificados que se recuperan tan pronto el rio baja, no ha pasado más. En cambio en la ladera cada que hay un fuerte aguacero, varios ranchos se vienen al suelo y en ocasiones con muerto.
Pero curiosamente en la ladera no hay un solo peso para atender el problema que sí requiere urgentemente la reubicación de cientos de familias, la reconstrucción del alcantarillado y los peligrosos entamboramientos que se hicieron de varias quebradas para de manera irresponsable construir sobre ellas vías y viviendas. No olvidemos además que por la ladera de Cali corren tres grandes cuencas, Aguacatal, rio Cali, y Meléndez con gran pluviosidad y deforestación que ameritan una intervención especial y efectiva.
Siempre me ha parecido sospechoso por que tanto afán con el tema del Jarillon, porque la imperativa reubicación de mas de 7.800 familias a unos costos exorbitantes, ahora incrementados con los subsidios que mediante decreto creo el Alcalde Armitage, y en cambio tanta desatención con el sitio en donde de verdad está el problema, obviamente en dimensiones y por tanto con costo mucho menor que el megaproyecto del Jarillon. Sera que esa es la razón?
No quiero con esto decir que no se haga el Plan Jarillon pero sería justo y oportuno nivelar las cargas y revaluar en donde está el riesgo real, latente y letal. Creo que en esto como en otros temas de ciudad el Alcalde y su gabinete están perdidos, pero a tiempo de corregir.