Por Jaime Corrales
Tras la primera ronda del mundial, Caliescribe presenta un especial con todos los detalles que nos encontramos en el nuevo y remodelado Pascual Guerrero, como suelen decir, Dios está en los detalles, y aquí tenemos un rosario de perlas:
Lo Bueno!
La gente: Lo primero, el ejemplar comportamiento del público, que incluso, no presentó el temido ingreso a la cancha. También, pese al alto costo de las boletas (hasta $74mil) los caleños se dieron la pela y asistieron copiosamente al Pascual, unos por la ‘novelería’, otros por no dejar la oportunidad de ver un mundial.
Boletería electrónica: con lector electrónico, que impide su falsificación, así, los niños malos la tienen más difícil.
Requisa: El ‘cacheo’ policial fue curiosamente rápido, hecho por hasta 8 agentes de la policía y por sexos, a la vieja usanza ‘manual’ con sus consabidos puntos débiles, más confiando en la buena fe de los caleños. Los maletines se revisaron con implementos electrónicos, no se escucharon casos de alcohol o drogas.
Personal logístico: La administración de la FIFA no escatimó costos para tener completo personal de logística en todos los puntos del estadio. La organización estuvo a la altura.
Información en Megáfonos: mientras se hacían las colas, la organización dispuso de sonido de bafles para repetir ciertas advertencias e informaciones básicas. Junto a ello, la gente le preguntó diversa información a los auxiliares de policía que abundaban en los alrededores.
Espacio e Imagen: estos detalles hacen que la gente se apropie del estadio, una vía bien diseñada con espacios amables para el peatón, el típico lugar donde todos llegan a tomarse una foto.
Iconos: todo el sistema de iconografía incluido en el estadio, además de informar está diseñado para ser visualmente amable; así nos pareció la combinación de colores fue pensado para no generar antipatía a los dos habitantes del pascual, el verde y el rojo.
Conservación de Árboles: algo para decirle a los arquitecto e ingenieros: nótese que sí se pueden hacer obras respetando, repetimos RESPETANDO los seres vivos que ahí se encuentran. Adicionalmente se dejó espacio para palmeras dentro del trazado de andenes.
Materas elevadas: un concepto poco usado en Cali, pero que se vio bien en este diseño. Esperemos que no las dejen morir.
Museo: aunque aún no se usa, esperemos que si ya nos costó tanto, y con él se justifican todos los sobrecostos, algo bueno lleven ahí, y que sea gratuito, pues ya no lo cobraron de entrada con los US$47 millones que costó el estadio.
Respeto por asientos: al menos en el mundial, los números se respetaron, lo que evita dificultades a la gente y violencia entre los espectadores. Cada cual tiene su puesto. Punto.
Lo Malo:
Confusión a la entrada: Con la remodelación del estadio, la gente no sabía las nuevas disposiciones o configuración de entrada al estadio, lo que produjo desinformación, los croquis instalados eran pequeños y poco claros.
Cerramientos incensarios: de las cosas absurdas realizadas por la policía están los excesivos cerramientos alrededor del estadio, que no dejaban pasar ni siquiera a los vecinos del barrio. Aunque la policía argumenta motivos de seguridad, lo cierto es que muchos de esos cerramientos fueron incensarios y causaron indisposición entre la gente, y más dolores de cabeza que lo que sirvieron. Quienes iban para el centro de Salud Comfandi debían mostrar la cita o no podían pasar, increíble!
Publicidad oficial: Una obra tan importante como el estadio, y que es de Univalle, no debió usarse con fines de propaganda, sobre todo cuando el alcalde Ospina tiene tantas cosas para explicar aquí. El detalle del corazón “oficial” de Ospina que le pintaron a ciertas piezas de esta simbología y los avisos es impasable, la administración Ospina quería meter su propaganda hasta en los baños y letreros exteriores, tratando de tapar sus escándalos.
Vías laterales bloqueadas para paso peatonal: Quienes llegaban por la avenida equivocada a su entrada (muchos, pues no había información en la boleta, ni en la prensa) debían darle toda la vuelta al estadio (caminando más de 4 cuadras) para encontrar su entrada. Increíblemente, la policía bloqueó la calle contigua que comunica las dos vías de acceso al estadio (Clle 5AB con Cra34) y no dejaban pasar a los peatones, ni mostrando las boletas, “ahí pusieron unos auxiliares groseros que no escuchan razones” se quejó un espectador. La gente criticó comportamiento policivo abusivo.
Vías aledañas copadas de vehículos: esto se veía venir desde el antiguo estadio, no se previeron parqueaderos. Fue un error que no se corrigió en la costosa remodelación. Las calles de San Fernando volvieron a colapsarse de vehículos, lo que hacía un completo caos circular por ahí. Los trancones y embotellamientos a la salida de los dobletes fueron ‘mundiales’, al punto que debió disponerse de cientos de guardas y policías a las salidas, personalmente que muy probablemente no será dispuesto en todos los consiguientes eventos.
Las Colas: para quienes pensaban que con la costosa remodelación del Pascual terminarían las consabidas ‘colas’ de ingreso, se equivocaron; la gente sigue llegando sobre la hora (es un factor cultural) formando tumultos ‘bíblicos’. Ni siquiera las ‘cacareadas’ nuevas rampas de acceso, pudieron evitar las penosas colas que por momentos le daban la vuelta al estadio. Aunque eran 3 colas por oriental el desorden era tal que la gente se metía y la policía no daba abasto. En este punto, las cosas no sólo no mejoraron sino que empeoraron, pues la reducción de las calles laterales, y su bloqueo policial (dadas sólo al uso oficial) concentraron la entrada en la parte sur y Norte. La quinta y la Roosvelt se colapsaron en cada partido y era un viacrucis pasar por ahí.
El vidrio: La zona VIP en Occidental tiene instalaciones de separación con vidrio al interior del estadio. Esperemos que a futuro no sea tema de dolores de cabeza por los inevitables disturbios con barras bravas.
Vendedores y méndigos abordando: Unos abordaban a la gente revendiendo boletas, otros con un ruido ensordecedor vendiendo vuvuzelas, ambos corregidos en el transcurso de la semana con medidas de corte policial, como captura de revendedores y prohibición de las cornetas, ambos lunares del evento. Pero aunque la policía trató de limitar las ventas ambulantes y la mendicidad al máximo, el alcalde no pudo tapar con una mano el problema social de Cali; muchos se las arreglaron para vender cuanta cosa se les ocurrió, a propios y foráneos.
Pantalla inservible: gran sorpresa se llevaron los cientos de caleños que en los encuentros del combinado patrio fueron a presenciar su selección en la pantalla instalada en la Plazoleta de las Banderas. Ahí no se trasmitían los partidos de Colombia, nadie supo nunca por qué.
El audio interno: muy caro y muy poco usado a lo largo del partido. Después de tanta inversión, es increíble que siga sonando a iglesia de pueblo, saturado, estridente. Sería por eso que evitaron dar información de los partidos, narración, y sólo se usaba cuando habían cambios o al final para dar información general. Sub-utilizado.
Espacio de las sillas: Después de repellar muchas veces e perfil de la escalera de las tribunas, el espacio de las sillas quedó como para niños de pies cortos. Mucha incomodidad denunciaron los asistentes que quedaban como en colectivo achatado, y que por momentos se montaban en las sillas contiguas.
Espectadores Secuestrados: Ya que no tendremos sección de cosas feas, diremos que durante las más de 4 horas que la gente estuvo en los dobletes no podía salir del estadio, so pena de perder el derecho de acceso. La fastuosa administración no pudo prever un sistema de manillas o similar para que la gente pudiera salir y volver a ingresar, tal vez para hacerle el juego a las marcas sponsors que vendían en el estadio.
Sin sillas: dentro de todo el espacio en la zona social de comidas, no tuvieron en cuenta poner algunas sillas para los niños o personas de la tercera edad que esperaban por las comidas, o que quisieran comer.
La pista: Como un bache en medio del estadio se veía el espacio donde debío estar la pista atlética. Otra cosa que por ser hecha a la carrera no alcanzó a estar. Quedamos como el primer estadio del mundo entregado a medias para jugar un mundial.
… y lo Caro:
Las comidas: No ha habido medio local o emisora en la que no se hayan denunciado los excesivos y descarados costos de las comidas dentro del estadio, si bien el pascual parecía un estadio Europeo, nos trajeron también sus precios, una gaseosa “oficial” cobró a $3000 pesos un vaso, casi dos dólares, y la litro 20mil. Un chorizo $7mil, son los ejemplos más aberrantes. Tras las denuncias la alcaldía se hizo de la oreja mocha.
Los tumultos: aunque conexo al anterior, la organización no dispuso de suficientes puestos de comidas, lo que creo aglomeraciones insufribles. Las colas para comprar un refresco podían durar hasta 40 minutos.
La boletería: Aunque era un mundial, la calidad de los conjuntos ofrecidos a Cali fue pésima, por mucho que vendieron a Uruguay como flamante campeón de América, pero está no era la selección mayores; la administración pudo organizar los partidos en sencillos y no en dobletes para hacer más accesible la boletería y que más caleños pudieran asistir.
La pantalla: Ya sabemos que este escándalo tiene enredado al alcalde, pues se pagó más de diez veces su valor hasta los $1399 millones, para un adorno de ocasión, un lujito caro cuyo sobrecosto no tiene ninguna presentación.
La silletería: cuando por fin pudimos entrar y ver las sillas más caras del país, nos dimos cuenta que eran como todas las demás: nada del otro mundo, un vaciado de plástico con unos huequitos, otra disculpa para elevar descaradamente los costos del estadio.
Licitación a Dedo: Quizá lo más feo de todo, hacer una obra de 47 millones de dólares y entregárselo el Fondo Mixto para el Deporte a los amigos del alcalde, a “dedo” es algo que le impide a los caleños gozarse el estadio, porque sabe la ignominia que hay ahí, es un verdadero oprobio para la ciudad.
La remodelación: la más cara del país, pero con lo que falta puede llegar a los $90 mil millones. Como dijimos, con esta obra ganó el mundial pero perdió Cali. Al hacer esta costosa remodelación “a dedo”, se descartaron otras obras indispensables para la gente más pobre de Cali, como por ejemplo, la universidad para los pobres, más viviendas VIS o incluso. Se reitera que el ‘Pascual’ fue una obra hecha a espaldas de la ciudad.
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